Margarita Copello: el corazón de la música clásica con aroma caribeño

Por Karime Rivas | julio 28, 2021

Decía don Eugenio María de Hostos en referencia a las personas apasionadas: “Las pasiones del hombre, ¡cómo nacen y cómo crecen! Una chispa las crea, un soplo las inflama”. Así es la pasión con la que doña Margarita Copello de Rodríguez asumió junto a su esposo don Pedro Rodríguez Villacañas la dirección de la Fundación Sinfonía, con el noble propósito de enriquecer la vida musical de la nación y reestructurar la gestión financiera de la Orquesta Sinfónica Nacional. Y lo ha hecho con entrega, portando como estandarte su inmenso amor al arte, especialmente a la música y al mérito de sus intérpretes. Doña Margarita hizo de su trabajo un verdadero apostolado, con pasión y profunda convicción de su importancia.

Doña Margarita valoró sobre todo la excelencia. Siempre se mostró optimista, perseverante y diligente; partía en principio, de que todo tiene solución y que además siempre es posible mejorar: “Me considero una persona libre porque la vida me ha brindado la oportunidad de hacer lo que amo. Creo que el optimista lleva en sí mismo el germen del éxito”, llegó a decirnos.

Mi mayor éxito indiscutiblemente lo constituyen, junto a mi esposo Pedro, mis seis hijos: Pedro Anselmo, Margarita Eulalia, José Antonio, Juan Carlos, Marisol y María Teresa, mis dieciocho nietos y mi bisnieto”, enumeraba.

“Soy una persona que acostumbra a mirar hacia delante, que no me anclo en el pasado; prefiero pensar en lo que puedo hacer en el presente y en el futuro”

La Fundación Sinfonía fue creada en 1986 por don Pedro Rodríguez Villacañas quien, a instancias del maestro Carlos Piantini por entonces director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional, convocó a un grupo de amantes de la música para dar el apoyo necesario a la primera institución musical dominicana. En 1993, el Estado otorga a Sinfonía la administración de la Sinfónica, en reconocimiento a su capacidad para fortalecer la gestión administrativa y artística de la entidad. A partir de la creación del Ministerio de Cultura en el 2000, la administración de la OSN vuelve a pasar a manos del Estado y Sinfonía continúa trabajando estrechamente en colaboración con el Ministerio de Cultura.

“Por supuesto que el éxito de Sinfonía ha sido de todos: Nadie logra el éxito por sí solo; siempre necesitamos a otros para alcanzar nuestras metas. Me gusta citar una frase de Leo Buscaglia: ‘Todos y cada uno de nosotros somos ángeles con una sola ala. Y únicamente podemos volar abrazándonos los unos a los otros’”, disfrutaba decir doña Margarita Copello.

Fotografía: Photonews

El trabajo realizado por Fundación Sinfonía es un magnífico ejemplo de cómo debe funcionar un grupo para emitir armonías perfectas. Como en una orquesta, cada músico es individualmente un artista que cumple un papel esencial para que el sonido de sus interpretaciones sea un deleite para el alma. En especial, doña Margarita Copello destaca el papel desempeñado por el consejo directivo de la fundación a lo largo de un cuarto de siglo: todas las decisiones se toman por consenso dentro del seno del consejo directivo de Sinfonía, que ha sido guía y apoyo permanente para ella.

Llena de orgullo presentaba a la fundación: “Sinfonía ha traído maestros y otros grandes artistas internacionales a tocar con la Sinfónica, fortaleciendo artísticamente a sus integrantes y ocasionalmente, gracias a clases magistrales, incluso a los jóvenes estudiantes del Conservatorio Nacional, que han recibido sus enseñanzas”.

El Festival se ha convertido en el acontecimiento musical clásico de más relevancia de cuantos se celebran en la República Dominicana

Junto al célebre pianista y director de Orquesta francés Philippe Entremont, Sinfonía creó en 1997 el Festival Musical de Santo Domingo, un evento que desde entonces se ha presentado cada dos años, siempre en el mes de marzo y que ha convocado a las estrellas de la música clásica internacional acompañadas por una gran orquesta, la Orquesta del Festival; está compuesta por músicos de la Orquesta de Cámara de Viena y otros conjuntos sinfónicos europeos y de Estados Unidos y por los miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional. El Festival se ha convertido en el acontecimiento musical clásico de más relevancia de cuantos se celebran en la República Dominicana y ha logrado un reconocimiento internacional dado su nivel artístico.

Margarita Copello
Fotografía: Sinfonía

Gracias a sus excelentes relaciones con instituciones y personalidades musicales de inmenso prestigio y liderazgo en Estados Unidos y Europa, Sinfonía ha creado también en el país las Galas de Ganadores Van Cliburn (con el respaldo del Grupo León Jimenes), Ganadores del Concurso Internacional de Piano de Santander “Paloma O’Shea’ (parte de la Fundación Isaac Albéniz de España)  y Ganadores de Operalia, el concurso de canto del tenor Plácido Domingo, entre otros. Artistas de la talla del propio Maestro Domingo, Daniel Barenboim, Alicia de Larrocha, Rafael Frühbeck de Burgos, Leonidas Kavakos, Katia y Marielle Labèque, Maxim Vengerov, Arcadi Volodos… han visitado la República Dominicana gracias a Sinfonía.

«Me siento muy agradecida por el enorme apoyo que hemos recibido y continuamos recibiendo por parte de empresas del sector privado y personas individuales. Grandes Compañías del país nos incluyen generosamente en sus presupuestos anuales de compromiso social porque entienden el valor trascendental que la música tiene para el ser humano, especialmente para los niños y jóvenes”, declaró haciendo referencia a la sensibilidad que logró generar a través de su constancia y excelencia.

Margarita Copello

Más allá del trabajo enfocado en la Orquesta Sinfónica Nacional, doña Margarita Copello explica que: “La Fundación Sinfonía se ha propuesto profundizar su aporte a la música dominicana propiciando programas para la formación de profesores de orquesta. Al ser ejecutada por una Orquesta, la calidad de la música mejora considerablemente. Este es un proyecto muy a largo plazo, pero importante para el desarrollo musical dominicano y que trasciende los talentos individuales que sin dudas tenemos en el país. Añadiría que fortalece la dignidad de la profesión de músico”.

“Mi mayor sueño es que un día no lejano podamos contar con varias Orquestas Sinfónicas de alto nivel en el país»

“Mi mayor sueño es que un día no lejano podamos contar con varias Orquestas Sinfónicas de alto nivel en el país; por eso, mi anhelo y decisión es apoyar y dinamizar programas de educación musical en los que se formen nuestros jóvenes músicos, concebidos dentro de un marco no solo artístico sino también social”, haciendo referencia a sus metas. «Si hay algo que me anima a continuar fomentando la educación musical superior en nuestro país, es el enorme talento que podemos encontrar hasta en el pueblo y en el campo más remoto de nuestro país”. Doña Margarita fue la hija más pequeña del matrimonio formado por don Anselmo Copello, ítalo-dominicano fundador de la Tabacalera de Santiago y doña Argentina de Soto de Copello, higüeyana. “Desde muy niña recibí lecciones de piano con don Pancho García y, más tarde, también de guitarra. Desde entonces desarrollé la inclinación y el aprecio por la buena música… Por muchos años, además, bailé danza moderna y tanto el ballet clásico como la danza moderna son manifestaciones artísticas que me encantan y disfruto particularmente”.

De joven, doña Margarita se sentía muy atraída por los deportes. Soñaba con llegar a ser una destacada nadadora como su admirada Esther Williams. Cuando don Anselmo ocupó el cargo de Embajador de la República Dominicana en Estados Unidos, la familia Copello de Soto se mudó a Washington. Más o menos en esa época, durante un viaje de vacaciones al país, conoció a un joven español: Pedro Rodríguez Villacañas; la fuerza y el encanto de su personalidad sedujeron de tal manera a la joven que, poco tiempo después se convertiría en su esposa. Fue don Pedro, gran visionario y apasionado por la música, quien muchos años después fundaría Sinfonía como Fundación Orquesta Sinfónica Nacional.

«Sinfonía me ha abierto un mundo nuevo, me da la oportunidad de estar cerca de la música que amo y admiro… ¡cuánto me hubiera gustado ser músico!»

«Sinfonía me ha abierto un mundo nuevo, me da la oportunidad de estar cerca de la música que amo y admiro… ¡cuánto me hubiera gustado ser músico! Sin embargo me satisface poner un granito de arena cada día para difundir el aprecio por la buena música«. Este comentario de doña Margarita Copello es importante porque su ejemplo trasciende en nuestra sociedad.

Personas jóvenes, ejecutivos de empresas que en algún momento se han integrado en los proyectos de la Fundación Sinfonía, se enorgullecen de su paso por ella o de estar apoyando una labor tan importante. “Guardo el libro de aforismos de Baltasar Gracián: ‘El arte de la prudencia’; un manual de inestimables normas prácticas para la conducta”. Dice que le ayuda a pensar ante todo en las consecuencias de sus actos. «A los jóvenes les aconsejo que aspiren siempre a la excelencia, que no se conformen con menos; y que esta se consigue con perseverancia y trabajo disciplinado, riguroso y constante«.

Condecoraciones y reconocimientos

Encomienda de la Orden del Mérito Civil, otorgada en 1994 por el Rey de España Juan Carlos I. Orden de las Artes y de las Letras, en el Grado de Caballero, otorgado en 2002 por el Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia. Reconocimiento de Acción Pro Educación y Cultura APEC y el Programa APEC Cultural entregado en 2008. Reconocimiento de la Comisión Permanente de Equidad y Género de la Cámara de Diputados de República Dominicana concedido en 2009. Reconocimiento de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña concedido en 2009. Premio Personalidad Cultural 2008 concedido en 2009 por la Secretaría de Estado de Cultura. Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, concedida en 2011 en el Grado de Caballero.