Mindfulness, el arte de estar presente: trabaja mejor y en menos tiempo

Por Karime Rivas | agosto 21, 2021

La meditación no solo es tendencia, también puede ser divertiva y sorprendentemente productiva. Según un estudio de Adecco, consigue reducir en un 78% las bajas por ansiedad y estrés, además de estimular la creatividad. El problema, en muchos casos, es que la forma de algunos expertos abordar el mindfulness y la meditación puede resultar confusa, complicada y hasta esotérica.

Sin embargo, es posible iniciarse en estas prácticas de una forma sencilla y, sobre todo, efectiva. Además de contribuir a mejorar considerablemente tu vida, meditar puede ayudarte en el trabajo. Estas son siete de los cambios que están a tu alcance si empiezas a meditar ahora:

Dar prioridad a un descanso natural de calidad es garantía de salud, paz mental

1. Dormir es lo primero

La mayoría de de la gente parece vivir hoy en día tan aceleradas que dormir es nuestra última prioridad: trabajamos, vemos la tele, salimos y nos enganchamos al móvil y, solo cuando no tenemos nada más que hacer, nos acostamos… Cuando debería ser justo al contrario. Dar prioridad a un descanso natural de calidad es garantía de salud, paz mental y, por su puesto, de mayor concentración en el trabajo.

No se trata de repetir mantras, sino de examinar honestamente lo que ya tienes y no cambiarías por nada.

2. Practica la gratitud

Sabemos que hay momentos en los que parece una misión imposible, pero sentir agradecimiento por lo que ya tenemos puede cambiar completamente tu forma de trabajar y de vivir. No se trata de repetir mantras tipo Mr. Wonderful en los que en el fondo no crees, sino de examinar honestamente lo que ya tienes y no cambiarías por nada. Por ejemplo, dormir en una cama, una ducha caliente o el mero hecho de poder valerte por ti misma son, en realidad, verdaderos milagros y privilegios que tendemos a infravalorar. Una vez que te das cuenta de ello, puedes seguir buscando detalles que agradecer.

3. No anticipes

Como asegura Molloy expero en la práctica de mindfulness, nuestra mente racional está programada para detectar y solucionar problemas. Es como si nuestra percepción tuviera una desviación natural hacia los pensamientos negativos, por tanto, cuando te descubras preocupándote por cosas horribles que no han pasado, en lugar de atormentarte, trata de tomar distancia de tus propios pensamientos y observarlos con perspectiva sin necesariamente creer que son ciertos. Porque a menudo no lo son.

No deberíamos ignorar ni suprimir nuestras emociones y sentimientos. Necesitamos observar, hacernos amigos de ellos e integrarlos

4. Escúchate a ti misma

«No deberíamos ignorar ni suprimir nuestras emociones y sentimientos. Necesitamos observar, hacernos amigos de ellos e integrarlos. Si los suprimimos o evitamos en vez de integrarlos, es bastante probable que se manifiesten de maneras menos sanas. Esto crea sufrimiento innecesario», asegura Molloy. «No querer sentirnos incómodos nos hace tener miedo a cometer un error, lo que a su vez nos impide hacer cualquier cosa; nos quedamos atascados». Proporcionarte el espacio para entender tus emociones es la única solución. Y eso es algo que se consigue a través de la meditación.

La esencia del mindfulness: cuando comas, come; cuando conduzcas, conduce; cuando trabajes, trabaja. Centrar tu atención exclusivamente en aquello que estás haciendo.

5. Cuando trabajes, trabaja

Esta es la esencia del mindfulness: cuando comas, come; cuando conduzcas, conduce; cuando trabajes, trabaja. Centrar tu atención exclusivamente en aquello que estás haciendo es extremadamente complicado dada la cantidad de estímulos que tratan de distraernos a cada segundo, pero es un desafío con el que puedes cumplir. Practicar meditación a diario ayuda, pero también aplicar estrategias de productividad como la técnica Pomodoro. Elige una cantidad de tiempo determinada no demasiado larga (como 25 minutos) y, mientras dure, trabaja al máximo y sin distracciones. Cuando cruce por tu mente cualquier idea (llamar a alguien, poner la lavadora…) hazla a un lado hasta que termine ese plazo. Descubrirás que produces más en 25 minutos de atención plena que tras horas de dispersión.

6. Practica la escucha activa

Seamos conscientes de ello o no, normalmente cuando alguien nos habla (o envía un correo) apenas prestamos atención. Solo pensamos en qué vamos a responder, esperamos que algo de todo lo que dice confirme lo que esperamos que vaya a decir (y confirme nuestros prejuicios) y/o simplemente esperamos a que termine mientras asentimos y pensamos en nuestros asuntos. Convierte en un reto (casi atlético) el hecho de escuchar todo su mensaje y asegúrate de entenderlo al completo, tal como te gustaría que escucharan a ti. Facilitará tu trabajo y tus relaciones de manera sorprendente. (NF)