En el año 2020 se hablaba de los efectos brutales que tuvo la pandemia relacionados con la salud mental, posicionando a las mujeres como las más propensas a sufrir el síndrome de ‘burnout’. Aunque muchos han dado por sentado que el Mental Health es un caso cerrado, un estudio publicado recientemente por la agencia Deloitte, revela el agotamiento que tienen las mujeres de Centroamérica en el último año y sus efectos.
El desempleo, las condiciones laborales y el costo de la vida son algunos de los factores que inciden en el deterioro de la salud mental. En el caso de las mujeres, a las condiciones laborales se le suman las actividades económicas no remuneradas. Se estima que la mujer dedica 25,7 horas a la semana al trabajo doméstico, cifra que equivale a tener otro empleo medio tiempo pero sin remuneración.
De acuerdo a las cifras suministradas por Deloitte RD, solo el 39% de las mujeres encuestadas en 2022 califican su salud mental de buena/muy buena, mostrando un ligero aumento respecto a 2021. En contraste, más de la mitad (53%) afirma estar más estresada que hace un año, y casi la mitad (46%) dice sentirse agotada.
A pesar de ello, sólo el 43% se siente cómodo hablando de los problemas de salud mental en el lugar de trabajo, sólo el 44% dice que recibe el apoyo adecuado de su empleador en lo que respecta a la salud mental, y el 33% se ha ausentado del trabajo por motivos de salud mental.
La salud concebida como concepto integral, es fundamental para tratar los síntomas del burnout. Una persona que se siente «quemada» psicológicamente por cuestiones laborales, suele quedar con poca energía para los otros espacios de su vida personal afectando aspectos como las emociones, relaciones amorosas, aspectos biológicos, sociales, sexuales y un gran etcétera.
Mientras tanto, las empresas deben gestionar de forma que las mujeres consigan un tiempo para descansar, distraerse y disfrutar. En síntesis, a mayor empatía y consideración, mejor será la autoestima y salud integral.
Hasta la fecha existen buenas prácticas que las empresas pueden llevar adelante en pro del salud y el bienestar como, por ejemplo, pausas para meditar o ejercitarse durante el horario laboral y así eludir situaciones de estrés o agotamiento excesivo.
Una de las formas más efectivas de evitar el burnout es delimitar y balancear la vida laboral y la personal. La pandemia nos demostró que esto es posible manteniendo los estándares de productividad en cada área o sector. Es importante que se cumplan de forma estricta los horarios laborales y dejarse tiempo para comer de forma saludable, ejercitarse, vincularse con otras personas y disfrutar de momentos como realizar un hobby.
Otra recomendación que suelen hacer los profesionales de la salud es controlar el exceso del uso de pantallas, desconectarnos de los dispositivos tecnológicos y conectarnos en cambio con las personas que nos rodean: comunicarnos y vincularnos con amigos, parejas y familiares.
Para sentirnos preparados e incentivados es recomendable, además, mantenernos capacitados. Igualmente, dentro de los hogares es importante evaluar la distribución de tareas que se llevan en casa. Una división equitativa de los quehaceres domésticos es fundamental para acortar la brecha de género.
Por: KR.
