¿Las madres tienen que repensar el éxito? Una mirada más allá del estigma

Por Karime Rivas | mayo 24, 2023

La maternidad te cambia. Los papeles que solías jugar, las identidades que solías reclamar — abogado, amante de los perros, doctora— todos van en segundo lugar a tus nuevas responsabilidades. Para algunas, esta reorganización de las prioridades puede conducir a una crisis de identidad profesional. Esto es especialmente cierto para las mujeres, que incluso por razones neurológicas tienden a sentir la división de las demandas del hogar y el trabajo con mayor intensidad de acuerdo a una publicación del Harvard Business Review.

Investigaciones recientes sobre la neurobiología de la maternidad han proporcionado algunos indicios acerca de por qué las nuevas madres a menudo encuentran que el regreso al trabajo sea tan difícil. Después de dar a luz, múltiples cambios neurológicos y estructurales pueden hacer que sea difícil para la nueva madre replicar exactamente su funcionamiento anterior. El cerebro realmente se rediseña a sí mismo, recortando viejas conexiones y construyendo otras nuevas. El resultado parece ser un cerebro optimizado para la «teoría de la mente» — la capacidad de entender lo que otros podrían estar pensando y percibiendo.

Estas superpotencias cognitivas y perceptivas ayudaron a mantener vivos a nuestros antepasados mientras vivían entre mamuts lanudos. También dan a las madres esa extraña capacidad de analizar los gritos de su nuevo bebé y adivinar exactamente lo que necesita el bebé. Pero el cerebro no sabe acerca de nuestro entorno de trabajo moderno; esas conexiones que se perdieron pueden ser las que utilizabas para hacer tu trabajo.

Si has construido tu identidad adulta alrededor de tu carrera, el «cerebro de mamá» puede sacudir tus bases. Aún más inquietante, sin embargo, es el repentino instinto que algunos sienten de querer realmente involucrarse en la maternidad por encima de todo lo demás. La colisión de estas dos identidades, aparentemente incompatibles de ser — esa es la receta para una buena vieja crisis de identidad.

Perder la orientación así no es sólo incómodo, sino que también puede conducir a episodios severos de ansiedad, depresión, ‘burnout‘ e incluso el consumo de sustancias. Y para la mayoría de las mujeres que balancean el trabajo con la maternidad, el cambio caótico al teletrabajo en la época de Covid-19 ha hecho las cosas aún más difíciles. Los límites que alguna vez podían trazar entre el hogar y la oficina se han desdibujado, mientras las relaciones humanas que una vez dieron sentido al trabajo se han reducido a una matriz de cabezas desencarnadas y de videochat. No es de extrañar que muchos de nosotros nos sentimos tan diferentes a nosotros mismos.

Descifrar su identidad profesional puede ser un esfuerzo largo y complicado, pero hay dos «replanteamientos» mentales que sugiero para ayudarte a descubrir cómo abordar el nuevo –y complicado– mundo al cual te enfrentas:

Repensar el éxito. Solías apuntar a la máxima eficiencia y eficacia. Ahora, puedes darte una estrella dorada sólo para sobrevivir, pues tendrás que dejar ir mucho y ajustar tu definición de «éxito» a metas realistas, capaces de ser logradas tanto dentro, como fuera del espacio laboral. Te garantizo que saldrás adelante si te das crédito por todo tu trabajo en casa.

Donde el éxito podría haber significado cerrar un importante contrato con gran cliente por unas copas de vino en un lugar elegante al centro de la ciudad, ahora podría significar preparar el desayuno para la cena (ignorando el desastre en toda la casa) mientras gritas canciones tontas a tus hijos riéndose en la otra habitación. Ese cliente puede tomar uno o dos días más para firmar, pero mientras tanto, has estado acumulando victorias traducidas en tiempo de calidad y bonitos recuerdos en casa. Lo estás haciendo mucho mejor de lo que te estás dando crédito… encuadrar esas victorias de padres como algo para celebrar.

Repiensa a ti mismo. Nuestra identidad profesional pasa por muchos cambios a través del curso de nuestras vidas. En lugar de sentir que tu identidad ha sido alterada o comprometida, cambiemos la noción, porque al asumir este nuevo rol realmente se ha expandido; una vez fuiste tú misma, ahora eres tú misma, además de otra cosa. Siempre hay espacio para llegar a ser más.

La maternidad está lejos de ser la primera vez que tu identidad profesional haya sufrido un cambio. Asumir grandes proyectos personales como entrenar para un triatlón a menudo puede cambiar nuestra percepción de nosotros mismos. De esa manera, agregar «madre» a tu identidad no debería requerir que abandones las partes viejas de ti mismo, más que añadir «triatleta» o «gran cocinera» o «fotógrafa» debería.

A menudo somos nuestros críticos más viciosos. Suelta algo de la presión que te ejercer a diario y toma el tiempo de hacerte un regalo valioso, de tí, para tí: háblate con la misma comprensión y flexibilidad que le otorgarías a tu amiga más cercana. ¿Podrías recriminar a tu amiga por alimentar a sus hijos nuggets de pollo dos noches seguidas porque surgió un imprevisto en la oficina? Probablemente te reirías de eso con ellos, y luego pasarías el ketchup.

Sobre todo, darse cuenta de que no hay respuestas fáciles, solo el trabajo duro para convertirse en una versión mejor (si más complicada) de ti misma. Después de que ayudes a combatir una pandemia mundial trabajando desde casa, respondiendo correos electrónicos a través de una niebla cerebral mientras tu niño grita porque no encuentra su juguete favorito y lo tiene frente a sus ojos, llegarás allí.