La otra cara del empoderamiento, cuando ser «una líder» te dificulta liderar

Por Karime Rivas | marzo 30, 2023


Colaboración de: Moisés García
Life Coach, Entrenador Transformacional, Metatrainer, Experto en Liderazgo e Inteligencia Emocional y CEO de SHift Leadership.

Quiero empezar con desmitificar aquello de que las mujeres son “el sexo débil”. No lo son ni nunca lo han sido. Biológicamente han demostrado ser el género fuerte y resiliente. A nivel emocional no ha sido la excepción.

Las mujeres han luchado toda la vida contra la subestimación, desigualdad, injusticias, descalificación, intimidación, acosos y un largo etc. Largo y arduo ha sido el recorrido de las mujeres en la historia para poder llegar a donde se encuentran al día de hoy.

Mujeres en posiciones ejecutivas y gerenciales, empresarias, emprendedoras, altas funcionarias y hasta mandatarias de naciones. Pero, ¿qué han tenido y siguen teniendo que sobrepasar o tolerar para alcanzar estos logros?

Quiero hacer la salvedad de que mi comentario viene por lo que he podido observar a través de largos años trabajando con el comportamiento humano. Teoriso desde mi experiencia personal, no se trata de una verdad científica.

A la mayoría de las mujeres emprendedoras y empresarias sobresalientes que he podido conocer, he visto que han tenido que desarrollar un Alter Ego de carácter fuerte, entendible y bien justificado por lo planteado en el primer párrafo de este articulo.

Ellas han creado una personalidad, algo así como un método de protección contra todas las adversidades y hasta barbaridades que deben enfrentar en un mundo históricamente dominado por el sexo opuesto.

Si bien es cierto que con esta personalidad han logrado escalar alturas en la pirámide de liderazgo y hasta salvaguardar su propia seguridad y su dignidad; esto ha dejado una factura muy traumática de pagar.

Estas mujeres poderosas se han visto en la obligación (en su mayoría) de apagar sus niveles de delicadeza, sutileza, coquetería, calidez propia del genero, debido a que el sexo opuesto percibía esto (erróneamente) como una invitación o una apertura a romper el contexto profesional y cruzar rayas que simplemente jamás deben ser cruzadas.

Estas mujeres han forjado una identidad fuerte, dura, tajante, fría. Esta lamentablemente ha tenido que ser la vía con la cual lograron romper con todo lo que los hombres le impedían progresar, sí, incluyendo ese techo de cristal.

Ahora bien, si bien es cierto y basado en resultados, les ha funcionado, la otra cara de la moneda es que este Alter Ego les ha afectado en otras áreas de su vida y con otras personas con quienes este personaje duro no es necesario.

Generando así falta de empatía, intimidad y conexión con sus parejas, hijos, familiares y sobretodo consigo mismas.

Pero, ¿Cómo se apaga el interruptor de “mujer ruda” al llegar al hogar? Algunas han logrado separar estos roles, pero muchas no han logrado esta habilidad casi mística y esto es lo que más desafíos les trae en sus relaciones personales.

Históricamente las mujeres que han logrado sobresalir lo han hecho desarrollando una fuerza a través de experiencias traumáticas vividas. Lo que antes obligatoriamente se tenía que aprender de manera empírica a través de experiencias fuertes, hoy por hoy se puede desarrollar con una eficiente formación en liderazgo e inteligencia emocional.

Este entrenamiento te ayuda a adquirir las herramientas para poder lidiar con las diferentes situaciones antes de que se vayan presentando con un alto nivel de efectividad. Lo sorprendente es que a pesar de que estos entrenamientos están disponibles, al día de hoy muchas no buscan de esto y escogen seguir el camino del dolor.

Una pregunta que dejo a modo de reflexión para finalizar: ¿qué tanto puedes hacer sin dejar de ser?

Instagram: @MoisesGarcia_ig