En medio de un panorama cambiante con las prácticas de ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), en diferentes países se plantea un dilema desafiante para las empresas. Las regulaciones cambian por región y empujan a las empresas en diferentes direcciones, creando complicaciones cuando se opera sin un propósito corporativo.
La luz al final de este túnel es la «declaración de propósito». El núcleo del debate, más allá de las políticas establecidas, es la creación de valor a largo plazo para los inversionistas, en lugar de solo solventar problemas globales sin considerar la rentabilidad.
En este sentido, Harvard Business Review cita como ejemplo el «Acuerdo Verde» llevado a cabo en Europa. A través de un conjunto de informes y directivas, se desarrolló un conjunto de 12 Estándares Europeos de Informes de Sostenibilidad (ESRS). Estos estándares están bajo una doble materialidad, que incluye el aspecto financiero y el de impacto.
Otro ejemplo, se consigue en el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB) de la Fundación IFRS. Una de sus normas es sobre requisitos generales y otra sobre clima, que se sostiene en la materialidad financiera.
La declaración de propósito como norte empresarial
En primer lugar, los resultados corporativos deben mostrarse en un informe de transparencia. En él se debe especificar cómo la empresa está generando soluciones rentables para la sociedad y el medio ambiente, y cómo está minimizando los impactos negativos.
A continuación, la declaración de propósito debe señalar los principales grupos o individuos que ayudan a la empresa a tener éxito. Identificar las partes claves suma rentabilidad a tu organización.
Desde el 2015, los Principios para la Inversión Responsable de Calvert Research and Management, articula la gestión de factores ESG materiales pueden crear valor a largo plazo. En este marco, la declaración de propósito podría ayudar a las partes interesadas a conocer el vínculo con la asignación de capital para impulsar el valor.
Al respecto, Harvard Business Review plantea un escenario de concilio entre el sumar valor al ambiente, la sociedad y la rentabilidad para las empresas. Este escenario puede surgir con la declaración de propósito, que entre otras cosas sería de gran utilidad para Estados Unidos y Europa, donde el debate está en curso.
Las empresas operan sobre Responsabilidad Social en contextos políticos. Cuando esto sea integrado como propósito corporativo, el cambio será más evidente y efectivo.
Por: Karime Rivas.