Hay acontecimientos que parecen inevitables en la vida de los seres humanos. Suelen ser esos mismos los acontecimientos que congelan al mundo y detienen las imprentas, para preparar lo que podría ser una negra primicia.
Con la esperanza de que no acabe en una negra primicia (aún), la prensa aguarda a las puertas del Castillo de Balmoral, en Escocia. Los médicos ya han hecho pública su preocupación por la salud de la reina Isabel II.
Este evento ha logrado reunir a todos sus hijos, contra todo pronóstico. «Tras una evaluación mayor esta mañana, los doctores de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo supervisión médica», dijo el comunicado que ha publicado la BBC.
La preocupación esta más que justificada, si tenemos presente la fragilidad que la monarca de 96 años ha reflejado en sus recientes apariciones. El anuncio surge luego de que Isabel II se retirara de un Consejo Privado este miércoles, por un imprevisto parte médico.
Por más de 70 años de reinado, Isabel II ha sostenido la audiencia de rigor con el primer ministro de turno. El Palacio de Buckingham que ha visto transitar a 15 primer ministros ingleses, hoy no abrió sus puertas a una nueva audiencia.
Desde Winston Churchill, pasando por Margaret Thatcher y Tony Blair, la reina ha visto transitar parte de dos siglos de decisiones, con aciertos y reveses, frente a sus ojos.
Un apretón de manos, una invitación a tomar la silla y el cumplimiento del deber quedan sellados tras una conversación que encierra en sí misma, el futuro del Reino Unido.
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Tal parece que será Liz Truss, aquella que estreche la mano de la reina Isabel II por última vez. La tercera mujer en ocupar el cargo de primer ministra, ahora tiene una «carga extra» sobre sus hombros, cuando apenas el martes en el acto protocolario conocido como el «besamanos», conformó un nuevo gobierno.
El Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, declaró a la BBC: «Mis oraciones, y las oraciones de la gente de toda la iglesia de Inglaterra y de la nación están hoy con su majestad la reina. Que la presencia de Dios fortalezca y conforte a su majestad, su familia y a quienes la atienden en Balmoral».
El mundo espera.
Por: Karime Rivas.
