Cuando se analiza la política de la vestimenta, la Casa Blanca puede que sea una de las que más utiliza este recurso, la visita de Nancy Pelosi a Taiwán no escapó a ello. Su aterrizaje en la noche envió un mensaje claro de que se trataba de una visita orquestada, que levantó la ira de China pero inmediatamente se apaciguó al descender con un traje rosa, que evoca un antiguo episodio de la historia.
En medio de un mar de negros y grises, su atuendo reflejó que este no era momento para que la subestimaran. Sin embargo, no se trataba únicamente de resaltar ante las cámaras. Su viaje despertaba la polémica desde el inicio y su objetivo era subrayar el compromiso de Estados Unidos con una democracia que ella misma describió (de cierta manera similar a su traje) como «vibrante», entonces vestirse de rosa también fue una forma de comunicación política.
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En 1995, una imagen similar se proyectó en los principales noticieros, para entonces la primera dama usó un atuendo rosa durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas en Beijing, donde declaró: «Los derechos de las mujeres son derechos humanos».
Al igual que el viaje de Pelosi, el discurso de Clinton fue algo polémico. Durante su declaración, detalló las amenazas a las que se enfrentan las mujeres en todo el mundo (incluida China) y criticó levemente la intolerancia de su anfitrión a la disidencia.
Es probable que nunca se sepa con certeza el mensaje del traje rosa de Pelosi, quien rara vez habla acerca de su estilo. Aunque no cabe duda de que la presidenta de la Cámara aprovecha, regularmente, el poder de su vestuario combinado a diferentes elementos incluyendo el blanco que ella y otros usaron para protestar por el discurso del estado de la Unión del entonces presidente Donald Trump en 2020.
En cada caso, sus prendas exudan poder femenino. Así como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez aplicó lápiz labial rojo como «pintura de guerra» y Kamala Harris se vistió completamente de blanco para su discurso de aceptación como la primera vicepresidenta de Estados Unidos, Pelosi trata su elección de vestuario como otra cuerda de su arco político.
De hecho, puede que haya sido una coincidencia que Tsai Chi-Chang, vicepresidenta de la legislatura de Taiwán, pareciera responder a la demanda de Pelosi vistiendo una corbata rosa para reunirse con ella.
La ropa tiene un simbolismo, capaz de darle un mensaje a Taiwán, China, la India y el más allá, no importando el idioma que se hable.
