Women Can’t Paint: la brecha de género también vive en el arte

Por Karime Rivas | septiembre 22, 2022

Entre las frases machistas que han marcado la historia, no solo vamos a encontrar las del tipo, «mujer tenía que ser», «las mujeres no saben conducir», sino que en pleno siglo XXI, el pintor alemán Georg Baselitz ha sido capaz de declarar «las mujeres no pintan muy bien». Y esto es precisamente lo que vamos a desnudar.

Women Can't Paint
Fotografía: Amazon

Al respecto, Helen Gorrill ha publicado su libro Women Can’t Paint , un innovador estudio sobre género y valor, que ha demostrado cómo existen pocas diferencias estéticas en el trabajo de artistas hombres y mujeres, pero el arte de los hombres se valora hasta un 80% más que el de las mujeres.

Tras analizar más de 5,000 obras de arte, la historiadora ha conseguido uno de los datos más insólitos para sus páginas: el poder de la masculinidad es tal, que cuando los hombres firman sus obras estas suben de valor, mientras que cuando una mujer las firma ella pierden valor.

No es coincidencia que el cuadro mejor vendido de un hombre, el Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci se haya vendido por 450 millones de dólares. Mientras que el cuadro más costoso que ha vendido una mujer no llega a los 45 millones de dólares y ha sido el de Georgia O’Keeffe.

Cuando se trata de artistas vivos, la cifra refleja unas ganancias mucho menores. Y aunque el estudio podría extenderse con los números, en realidad la brecha de género en el arte abarca otras aristas, como el tiempo de práctica y la complicidad de los museos.

A las novatas un poco menos de paga

A principios del siglo XX todavía no se veían tantas maestras pintoras. Aún así, para entonces ya se conocía a Sonia Terk como la esposa de Robert Delaunay o a la misma Georgia O’Keeffe como la mujer de Alfred Stieglitz, incluso tenemos a una Dora Maar esposa de Pablo Picasso.

Women Can't Paint
Georgia O’Keeffe. Fotografía: Mujeres en la historia.

Para todos ellos, fueron precisamente las mujeres quienes se acercaron a las vanguardias, siendo las primeras en dar el salto o motivar a sus compañeros hacia experimentar novedades como la abstracción.

A pesar de ello, el inicio tardío de las mujeres en el arte, ha servido de excusa para que incluso museos, hagan parte de esta profunda brecha. La autora Helen Gorrill explica cómo algunos museos coleccionan obras de arte femeninas simbólicas para incidir en el valor de mercado de sus artistas.

En 1989 el colectivo Guerrilla Girl colocó un cartel frente al Metropolitan Museum de New York, que decía, «¿Tienen las mujeres que estar desnudas para entrar en el MET?».  El colectivo reveló que menos del 5% de los artistas en las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos.

Estamos quizás a las puertas del cambio, si pudimos ver a la primera mujer dirigiendo el Museo del Louvre, ahora tenemos que promover que las artistas ganen más visibilidad.

Por: Karime Rivas. Women Can’t Paint