De US$47 mil millones, a la bancarrota; la caída de WeWork, en 5 claves

Por [email protected] | noviembre 7, 2023

Esta es la historia de un estrepitoso derrumbe. La empresa que nació para impulsar una nueva forma de trabajar y que alcanzó la cima, lucha hoy desesperadamente para mantenerse a flote. De US$47 mil millones a la bancarrota, en un camino de crecimiento sin freno, excentricidades, movimientos desleales, deudas y un golpe severo en forma de pandemia. Es la historia de WeWork.

La compañía creada en 2010 se declaró este lunes en bancarrota en Estados Unidos y Canadá (WeWork defiende que el negocio continuará en el resto del mundo). Su deuda se mueve entre los US$10 mil millones y los US$50 mil millones, según los documentos presentados durante el proceso. El derrumbe en bolsa alcanzó el 99 %, hasta la suspensión de su cotización.  Sólo 5 años antes, WeWork gestionaba 4.33 millones de metros cuadrados. Incluso superaba a JP Morgan como el mayor ocupante de oficinas en Manhattan.

¿Cómo puede una empresa crecer tan rápido para, poco después, diluirse como un azucarillo? Como en toda historia de éxito fulgurante y fracaso abrupto, la llave está en la confluencia de muchos factores que, unidos, generaron la tormenta. Estas son algunos de ellos:

Local de WeWork en San Francisco, California (EE. UU.). Foto: EFE/Marc Arcas

Ascenso y caída de WeWork, en 5 claves

Concepto de negocio y primera apertura

WeWork nació en Nueva York para revolucionar el trabajo de oficina. Basado en el concepto de coworking, la compañía se dedicaba al alquiler de lugares de trabajo, en los que los inquilinos compartían espacio con otros emprendedores o empleados en remoto de diversas empresas o sectores. Una excelente opción para freelancers o proyectos emergentes de sectores como el tecnológico o de servicios, que encontraban en estas oficinas colectivas un lugar menos costoso para trabajar, al tiempo que accedían a una oportunidad para conectar con otros perfiles similares y establecer sinergias.

La startup abrió su primera oficina en 2011. Lo hizo en el Soho de Nueva York. Fue el inicio de una red que rápidamente se extendió por hasta 40 países y que superó los 800 espacios.

Universo We

El crecimiento de WeWork parecía no tener límites, hasta el punto de que creó su propio ecosistema. Derivó en todo un Universo We. WeLive (vivienda comunitaria), WeGrow (escuela) o Rise by We (gimnasios) daban pruebas de la fuerza del movimiento. La fórmula llegó a alcanzar un valor de US$47 mil millones. Nada podía frenar (o eso parecía) al proyecto ni a su fundador, Adam Neumann.

Adam Niemann

La historia de la caída de WeWork no puede entenderse sin poner el foco, al menos momentáneamente, en su creador. Nacido en 1979 en Tel Aviv, Israel, Adam Neumann es un personaje propio de un film de Hollywood. Su vida abarca las luces imprescindibles para levantar un impero desde una idea, y las sombras que se requieren para empujarlo su derrumbe.

Adam Neumann, fundador de WeWork. Foto: Flickr

Neumann llegó a Estados Unidos en 2001 con un objetivo: triunfar. Su personalidad albergaba la osadía necesaria para cumplir con su ambición. Nueve años después, en 2010, fundó WeWork junto a Miguel McKelvey, al que conoció en la empresa de ropa infantil Egg Baby.

El crecimiento aparentemente imparable de WeWork convivió con las excentricidades de su líder. El cóctel incluyó inversiones fallidas, fiestas e incluso operaciones complejas (para muchos, desleales), que incluían la compra de inmuebles para su posterior alquiler a la empresa. Movimientos que levantaron suspicacias y preocupaciones en socios e inversiones. La nube, unida a la fallida salida a bolsa, terminó en su destitución, en 2019. Neumann eludió los tribunales pero tuvo que dejar su cargo y vender su participación en la compañía por una cantidad de US$1,000 millones, según la BBC.

Salida a bolsa

La controvertida figura de Neumann generó unas dudas letales en el momento en el que WeWork quiso dejar de ser un unicornio para cotizar en bolsa, en 2019. Los inversores desconfiaban de las cuentas la empresa, hasta que se destapó que su valor real era muy inferior al que se creía (US$9 mil millones cuando salió a bolsa en 2021, y US$4.5 mil millones hoy), lastrado por un volumen enorme de gastos y pérdidas. Muchos analistas ya hablaban de burbuja y el salto a los mercados de valores tuvo que cancelarse.

El banco japonés Softbank acudió entonces al rescate, con una inversión millonaria que, finalmente, resultó un fracaso. Y es que un nuevo golpe estaba por venir.

Pandemia y derrumbe definitivo

La pandemia fue cruel con un proyecto que luchaba por estabilizarse. Los confinamientos y las medidas de seguridad que aconsejaban u obligaban a evitar el contacto humano, en este caso compartir espacios cerrados, fueron un obstáculo insalvable para WeWork y su concepto de coworking. La empresa ya hacía frente a altos costos operativos. Una dificultad a la que se unió la proliferación del teletrabajo, que vació las oficinas y espacios compartidos.

En 2021, WeWork se fusionó con Spac BowX Acquisition para, por fin, salir a bolsa, aunque con muchas dificultades. La compañía inició una operación a gran escala para vender espacios y renegociar alquileres. Un intento infructuoso de remar contracorriente. Su valor de mercado cayó hasta los US$60 millones hasta que se resignó a lo inevitable: la bancarrota.

Borja Santamaría, con información de EFE

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