El oro de de esta crisis tiene aroma a barrica. Los inversores han encontrado el refugio más rentable en barriles y destilerías. El whisky escocés se ha convertido en un negocio fulgurante en tiempos de inestabilidad. En un escenario de tipos de interés e inflación disparados, tensiones políticas y dudas en muchos sectores, este brebaje inventado por monjes cristianos del siglo IV se ha convertido en la alternativa perfecta para, 1,800 años después, mantener el capital a salvo de vaivenes. Tradición, seguridad y, además, una rentabilidad disparada desde hace años.
Las cifras hablan por sí solas. La industria del whisky genera cerca de US$7.5 mil millones anuales en ventas en todo el mundo, y en las últimas dos décadas, supone más del 20 % de las exportaciones de alimentos y bebidas del Reino Unido. Una producto sólido y estable que desde 2012, ha multiplicado por cinco su valor, según datos de la consultora londinense Knight Frank. Si lo comparamos con uno de sus competidores por excelencia, el whisky escocés ha crecido un 428 %, mientras que el vino de lujo lo ha hecho un 137 %.
Tragos que se unen para desembocar en la suculenta predicción de Global Market Insights: en sólo 5 años, el negocio del whisky alcanzará los US$33 mil millones. Un crecimiento del 440 %.
Una vez descorchadas las cifras generales, olfateemos la variedad estrella para los inversores, especialmente los más jóvenes. El whisky es un campo variado, con diversos tipos. Entre ellos, destacan los whiskies raros. La joya de la corona es el ‘single malt’, que el año pasado batió récords comercializando 172 mil botellas (US$91 millones).
Tequila: un negocio espirituoso que hechiza a famosos
Los coleccionistas e inversores de lujo apuestan por este whisky exclusivo. Es su objeto de deseo. Su valor ha crecido más en la última década que el del petróleo o el oro.
Si alguien busca pureza, originalidad, carácter, y puede permitirse el lujo de pagarlo, el ‘single malt’ es su whisky. Al contrario que los blend, que son mezclas de distintos whiskies, los ‘single malt’ garantizan pureza, ya que son creados en su totalidad por la misma destilería. Además, para su producción sólo se utiliza cebada, además de agua y levadura, prescindiendo de cereales como el trigo o el maíz. El resultados es un whisky con un aroma y un sabor fuertes, robustos, que han conquistado paladares en todo el mundo.
Por ahora, el ‘single malt’ representa apenas el 5 % de la producción de whisky en Escoci. El motivo es que requiere un proceso de alrededor de 3 años. Sin embargo, los inversores no han dudado en sumarse a esta sabrosa ola, convirtiendop a este whisky en una inversión de moda.
Además de crecer, las inversiones en whisky han ido evolucionando en los últimos tiempos. Si anteriormente los interesados apostaban por comprar botellas, actualmente son las barricas las que están atrayendo cada vez más capital. Su volatilidad es incluso menor y son varias las empresas especializadas que se han decantado por ellas, haciendo más atractiva y rentable la inversión.
Pero el whisky escocés es mucho más que una inversión rentable. En Escocia, esta bebida es cultura, tradición, un elemento social de primer orden. Y, además, un eje importante de la economía. Si el licor supone más del 20 % de las exportaciones de alimentos y bebidas del Reino Unido, en el caso de Escocia el porcentaje se eleva hasta el 75 %. Y la tendencia sigue al alza.
Además, las destilerías se han erigido en un reclamo turístico, superando los 2 millones de visitas en 2019, antes de la pandemia. Las principales productoras llevan años viendo las oportunidades que ofrece el turismo del whisky, en el que han invertido alrededor de US$250 millones en los últimos 5 años. Un movimiento que se traducen en miles de puestos de trabajo.
Casi dos milenios después de su creación, el whisky se ha convertido en un negocio boyante y una inversión inteligente y efectiva. ¡Salud!
Borja Santamaría
Los protagonistas del negocio de la década: el litio
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.
