¿Piensas regalar un videojuego? Primero conoce el sistema de clasificación por edades
Por marianbriceno | septiembre 14, 2022
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La industria de los videojuegos continúa siendo uno de los pilares del entretenimiento del mundo moderno, alcanzando una proyección para el año en curso de US$197 mil millones. Sin embargo, su historia se ha visto manchada por notables percances, incluidas numerosas críticas por su influencia violenta en los jóvenes. Para combatir esto, se ha recopilado un sistema de clasificación por edad para la fácil identificación de la edad adecuada para cada juego.
Existen distintos sistemas según la proveniencia de éste, así que la clasificación puede variar según la plataforma, pero los dos más comunes son el ESRB y el PEGI.
En 1993, el famoso juego Mortal Kombat llegó a los hogares americanos por primera vez después de su rotundo éxito en las máquinas ‘arcade‘. Esto colocó a la franquicia en la mira de los padres, quienes asumían que las salas de juego todavía consistían en juegos como Pac-Man.
Gracias al contenido explicito característico del juego, no tardó en llamar la atención del senador Joe Liberman, quien expresó lo dañino que esto podía ser para los niños. La brutalidad y violencia demostrada levantó notables alarmas en el público, en especial en las comunidades de padres.
Como consecuencia, la Asociación Comercial de la Industria de los Videojuegos (ESA por sus siglas en inglés) acordó crear un sistema para calificar sus juegos en función al contenido. Para esto, nació en 1994 la Junta de Clasificaciones de Software de Entretenimiento (ESRB por sus siglas en inglés) con el fin de desarrollar la clasificación por edades de los videojuegos utilizada hasta la fecha detallado a continuación.
Las clasificaciones de los videojuegos
Clasificación ESRB de videojuegos
La clasificación ESRB es utilizada principalmente en los Estados Unidos, México y Canadá. Cada clasificación debe venir acompañada por descriptores que muestran el contenido de un videojuego. Por ejemplo, lenguaje inapropiado o violencia.
RP – Calificación pendiente. Cuando un juego tiene esta calificación, significa que todavía no se le ha asignado una clasificación definitiva.
E – Todas las edades. Para clasificarse bajo este renglón, el juego no puede contener sonidos o imágenes capaces de asustar a los más pequeños. Tampoco puede tener lenguaje inapropiado.
E 10+ – Todos mayores de 10. Puede haber formas moderadas de violencia, y algunas escenas pueden asustar a los niños, de manera moderada.
T – Adolescente. Para mayores de 13 años, el juego puede contener escenas de violencia más realistas y gráficas.
M – Maduro. Dirigido a mayores de 17 años, esta clasificación se emplea cuando la violencia es más realista y podría esperarse en la vida real. También pueden contener lenguaje inapropiado y consumo de tabaco, alcohol o drogas ilegales.
A – Adulto. La clasificación Adultos abarca a los mayores de edad (18+) y se utiliza cuando el videojuego contiene niveles extremos de violencia y asesinatos sin motivos. También pueden contener elementos de glorificación de drogas, apuestas y actividades sexuales.
Clasificaciones PEGI de videojuegos
Principalmente se encuentran en la mayoría de los países europeos y asiáticos.
PEGI 3 – Todas las edades. El juego no contiene sonidos e imágenes susceptibles de asustar a los más pequeños. No se emplea lenguaje inapropiado.
PEGI 7 – Niños pequeños. Puede haber formas moderadas de violencia, y algunas escenas pueden asustar a los niños.
PEGI 12 – Niños mayores de 12 años. El juego puede contener escenas de violencia más realistas y gráficas.
PEG 16 – Niños mayores de 16 años. Esta clasificación se emplea cuando la violencia es más realista y podría esperarse en la vida real. También pueden contener lenguaje inapropiado y consumo de tabaco, alcohol o drogas ilegales.
PEGI 18 – Solo adultos. La clasificación Adultos se utiliza cuando el videojuego contiene niveles extremos de violencia y asesinatos sin motivos. También pueden contener elementos de glorificación de drogas, apuestas y actividades sexuales.
Información: Marian Briceño; Infografía: Elizabeth López
