BID Invest: El sector financiero, en modo verde

Por [email protected] | septiembre 24, 2022

La lucha contra el cambio climático es uno de los desafíos que marcan la estrategia del BID Invest. Gema Sacristán, su directora general de Negocio, nos detalla las iniciativas e inversiones que está llevando a cabo el organismo para impulsar proyectos verdes en América Latina, y reflexiona sobre el papel que está jugando y debe jugar el sector financiero en la transición ecológica.

Durante la Semana del Clima, se presentó en RD un panel de instrumentos financieros verdes. ¿Cuál fue el contenido del mismo y a quién estuvo dirigido?

El panel “Innovación Financiera para Combatir el Cambio Climático” estuvo dirigido a una audiencia interesada en el financiamiento de proyectos verdes y en instrumentos financieros innovadores. El cambio climático es uno de cinco ejes prioritarios de la estrategia del Grupo BID, Visión 2025. Hemos ido aumentando nuestro apoyo a América Latina. En la novena cumbre de las Américas el BID, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), y el Banco de Desarrollo del Caribe (BDC) anunciamos una inversión por US$50 mil millones para apoyar la acción climática en la región en los próximos cinco años. Desde 2016, BID Invest ha destinado a financiamiento climático US$6.2 mil millones. En 2021, el financiamiento climático de BID Invest representó un 31 % de nuestros recursos comprometidos en América Latina y el Caribe.

El BID tiene en marcha distintos proyectos de bonos temáticos orientados a la transición verde. ¿Cómo funcionan? ¿Qué balance hace de su aplicación en la República Dominicana?

Son instrumentos de renta fija con el propósito de financiar usos específicos. Hemos visto un desarrollo acelerado del mercado de bonos temáticos, alcanzando US$1.2 billones de emisiones en 2021, US$517 mil millones con etiqueta verde. En la región también hemos visto un crecimiento significativo, con US$78 mil millones a marzo 2022 (35 % verdes). De acuerdo con el último informe de la Iniciativa de Bonos Climática, la energía fue el sector más financiado en la región (44 %) seguido por el transporte (28%). En el grupo BID hemos apoyado la emisión de 15 bonos verdes, 7 por parte de BID Invest. Por otro lado, lanzamos en el 2021 una Plataforma de Transparencia de Bonos Verdes, con información sobre 178 bonos en 17 países, por un monto de emisión de $33.3 mil millones. En la República Dominicana vimos con mucho entusiasmo la emisión del primer bono verde por parte de EGE Haina. Creemos que ha abierto la puerta a otros emisores que buscan financiamiento de proyectos verdes.

¿Qué función están jugando y deben jugar los sectores financieros público y privado en la transición ecológica?

El sector financiero juega un papel importante, desde los bancos hasta los mercados de capital. En la región estamos viendo mucho progreso en este sentido. En la República Dominicana vemos, por ejemplo, como Banco Popular, BHD y Banreservas cuentan con varios productos verdes para financiar paneles solares, vehículos eléctricos e híbridos, o electrodomésticos de bajo consumo. Por otro lado está el mencionado crecimiento de los bonos temáticos en la región. Con respecto al sector público, es importante mencionar el rol catalizador que las regulaciones pueden cumplir. En América Latina hemos visto la creación de protocolos de sostenibilidad en México, El Salvador, Guatemala, Colombia, Costa Rica y Panamá, mesas de sostenibilidad en Paraguay, Chile o Bolivia y muchas bolsas de valores que están impulsando iniciativas/guías de bonos temáticos. La República Dominicana también ha tenido avances, incluyendo el lanzamiento de una guía de bonos verdes para emisores, y el trabajo para la taxonomía verde.

El ‘nearshoring’ puede jugar un papel importante en la transición verde. ¿Qué rol deben tener las instituciones financieras para impulsar este tipo de sinergia?

El ‘nearshoring’ tiene el potencial de reducir de forma significativa las emisiones relacionadas al comercio internacional, principalmente, al transporte de bienes. Tras la pandemia y la reciente crisis derivada de la guerra en Ucrania, las empresas globales toman medidas para alinear una oferta de opciones de suministro más cercana. Según cálculos del BID, en el corto y mediano plazo las oportunidades de nearshoring podrían representar para América Latina y el Caribe un aumento de hasta US$78 mil millones en nuevas exportaciones de bienes y servicios, con especial incidencia en la industria automotriz, textil, farmacéutica y energías renovables. Para el caso de la República Dominicana, el aprovechamiento de estas oportunidades elevaría las exportaciones de bienes por cerca de US$1.6 mil millones anuales. Para ayudar a aprovechar este potencial en la región, desde el Grupo BID estamos liderando una iniciativa en 16 países, incluido RD, para identificar productos y sectores que puedan beneficiarse fácilmente de las oportunidades del ‘nearshoring’. Las oportunidades en la República Dominicana incluyen sectores como medicamentos, productos textiles y muebles de madera. El país ofrece varias ventajas para el ‘nearshoring’: tratados de libre comercio, incentivos para el establecimiento de empresas bajo el régimen de Zonas Francas, infraestructura, cercanía con los Estados Unidos (principal fuente de inversión extranjera y destino de exportaciones), y acceso a capital humano competitivo con alto dominio del inglés. BID Invest ha financiado con US$3,6 mil millones iniciativas de ‘nearshoring’ desde 2020 hasta el 30 de junio de 2022, representando un 25% del total del financiamiento otorgado.

¿Qué otras oportunidades y retos pone sobre la mesa la transición verde?

Me gustaría resaltar la clara oportunidad de inversión climática. De acuerdo con un estudio de McKinsey (enero de 2022) se requerirá una inversión significativa en nuevas tecnologías como hidrógeno verde, bioenergía, baterías, vehículos eléctricos, etc. Para Latinoamérica, la inversión anual en activos fijos requerida asciende a los US$700 mil millones. En la República Dominicana, fuentes gubernamentales estiman que el país necesita alrededor de US$18 mil millones. La adaptación climática tiene un carácter prioritario ya que el país se encuentra altamente expuesto. De hecho, para 2030, si RD no implementa medidas ambiciosas, el costo económico del cambio climático podría ser del 4.8% del PIB anual.

Entrevista publicada en la edición de septiembre de revista Mercado.

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