¿Cómo será la hoja de ruta de la Economía Circular en RD?

Por Karime Rivas | noviembre 5, 2021

La economía circular es parte de la agenda de las grandes potencias mundiales, como un instrumento de materializar el desarrollo hacia una economía sostenible. Además, se trata de una meta estratégica para el desarrollo de la industria en República Dominicana y para la sostenibilidad ambiental de la isla.

Actualmente más de 900 mil toneladas de residuos de envases y embalajes plásticos y más de 800,000 metros cúbicos de residuos de construcción y demolición (RCD) son generados en RD. El destino de la mayor parte de estos residuos son vertederos, o se les subutiliza, cuando en realidad constituyen materia prima secundaria que pueden ingresar a diversos procesos productivos, que tienen valor, que no son basura, son residuos.

Existen algunas iniciativas que le dan un destino a estos residuos, pero siguen sin ser un porcentaje significativo para provocar un cambio tangible. Por su parte, la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) se encuentra implementando el Programa de Innovación y Remanufactura de los sectores de plástico y construcción con el apoyo del Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID-LAB). En ese marco, ha diseñado dos propuestas estratégicas, o mapas de ruta, las cuales fueron elaboradas por la firma consultora internacional IKEI Research & Consultancy.

En específico, se trata de dos planes: Plan Estratégico para los Residuos de Envases y Embalajes de Plástico y Plan Estratégico para los Residuos de Construcción y Demolición (RCD). Ambos son herramientas claves para que el país avance ante los desafíos en materia de economía circular en estos sectores.

Se espera que los mapas profundicen el cambio de conducta que ya se ha iniciado en torno a los residuos de PET impactando la reducción, rediseño y aprovechamiento de los residuos generados en los procesos de transformación y post-consumo y, en definitiva, en toda la sociedad dominicana.

Una ruta sostenible

Las alianzas público-privadas serán necesarias para esta etapa de la Economía Circular, que incluirá la participación de entidades como el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MIMARENA), la AIRD, ADIPLAST, la Fundación Nueva Vida para los Residuos (NUVI), las asociaciones de municipios, las empresas de gestión de residuos, ECORED, el sector de los Hoteles y Restaurantes, los recicladores informales, productores, importadores y comercializadores, medios de comunicación y la ciudadanía.

Alcanzar estos objetivos se fundamenta en principios claros de gobernanza, de planificación de acciones (fijando metas y un horizonte temporal), de mejora continua y de seguridad jurídica que garantice el cumplimiento de las obligaciones de gestionar adecuadamente los RCD.

Cuatro son los objetivos generales: Jerarquía de residuos (que incluye prevenir la generación de residuos; aumentar su valorización; reducir el depósito de residuos en vertederos); eliminar el abandono de residuos; minimizar las sustancias peligrosas utilizadas en la fabricación de envases y embalajes de plástico o en la construcción, y minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la gestión de los residuos.

En cuanto al Mapa de Ruta para los Residuos de Envases y Embalajes (EyE), los aspectos más relevantes son: establecimiento de circuitos de recolección (tanto domésticos como industriales); creación de infraestructuras; cerrar el círculo; medidas contra el littering; desarrollo legal; desarrollo de estructuras organizativas, y cumplimiento de la legislación.

En el Mapa de Ruta para los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) los aspectos más relevantes son: planificar en las obras (¿Qué residuos se generan? ¿Cómo evitarlos? ¿Cuál puede ser su destino? ¿Cómo han de tratarse en las obras? Proyecto y control obra a obra); proporcionar a los implementadores manuales y guías que faciliten el proceso; control y seguimiento de flujos de RCD, y cerrar el círculo de los materiales, promoviendo la demanda de materiales recuperados.

Estos planes profundizarán el cambio de conducta en un grupo de empresas y en toda la sociedad dominicana en torno a la reducción, rediseño y aprovechamiento de los residuos generados en los procesos de transformación y post-consumo.

República Dominicana está llamada a ser una potencia industrial en la región, pero una potencia industrial que será admirada por la sostenibilidad que muestre como país y como sector productivo de bienes exportables. (KR)

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