En toda comunicación interpersonal, si los líderes cometen errores deben hacerlo por el lado de la bondad. Esta declaración es aparentemente simple, pero se necesita valentía para vivirla, especialmente en el momento actual.
Un gran liderazgo consiste en conectarse con las personas haciéndolas sentir vistas y escuchadas. Significa practicar la «comunicación amable».
Este concepto implica pequeños gestos y un comportamiento general que permiten la conexión. Para un líder sénior, así como para cualquier aspirante a líder, este tipo de comunicación es importante en las interacciones diarias, así como en las conversaciones importantes y difíciles. He aquí tres formas de activarla:
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Romper la actitud defensiva con comunicación amable
Cuando un líder se encuentre en una situación enconada es cuando debe ser más amable.
Para ser claros, no significa que no haya lugar para mostrar enfado con alguien. Existen límites, por ejemplo, si te lastiman a ti o a su familia, el enojo es una respuesta adecuada. Pero no es la herramienta más efectiva para abrir mentes y mover corazones. La ira apaga a la otra persona; la amabilidad, la abre.
Dar crédito a quien lo merece
A la gente le gusta ser vista y apreciada. Reconocer a quien lo merece genera entusiasmo, trabajo duro, confianza y lealtad. Mucha gente recuerda las tarjetas de agradecimiento que recibió de sus primeros jefes, incluso años después.
Escribirlas para un equipo o encontrar otras fórmulas y momentos de reconocimiento es una estrategia idóneo para aumentar la motivación.
Practicar la gratitud también estimula la creatividad. Reflexionar sobre la interacción con alguien después del hecho a menudo genera una idea para otra oportunidad con ellos u otra forma de continuar la conversación. Ayuda a disminuir la velocidad lo suficiente para que surjan esas ideas.
Dar espacio y claridad
No importa qué conversación quieras tener con alguien, no lo tomes con la guardia baja o en fuera de juego. Ya sea que se trate de una pregunta rápida e inocua o de una mala noticia seria, siempre pregunta si es un buen momento y trata de dar a tu interlocutor una idea de lo que quieres discutir.
Esto le da a tu contraparte la oportunidad de prepararse para cualquier sorpresa o noticia difícil que necesites compartir, y deja en claro que estás interesado en escuchar su respuesta. Esto también puede calmarlos.
Puede ser algo tan simple como comunicarse con un colega y decirle: «¿Es ahora un buen momento para hablar sobre nuestra campaña de otoño?» (en lugar de simplemente llamarlos a horas extrañas). Podrías estar dando un contexto emocional a noticias que, de otro modo, quizá serían percibidas de diferentes maneras.
No siempre tendrás tiempo para prepararte, pero incluso así hay maneras de darle espacio a la otra persona.
Independientemente de las tácticas que elijas, la idea es no agobiar a la otra persona en vuestra conversación. En su lugar, trata de enfocarte en el exterior, en la otra persona, no en ti mismo. Por difícil que sea, especialmente en el mundo polarizado y acelerado de hoy, aporta grandes dividendos a tus relaciones, liderazgo y bienestar.
De Harvard Business Review, por Sally Susman
(Sally Susman es vicepresidenta ejecutiva y directora de asuntos corporativos de Pfizer).
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