Para dirigir eficazmente a otros en un mundo de creciente complejidad, los líderes deben aprender primero a dirigirse a sí mismos.
Hemos observado seis estrategias que pueden aumentar su capacidad para aprender continuamente, evolucionar y navegar por desafíos progresivamente más complejos.
Es fisiológicamente normal sentir estrés cuando nos enfrentamos a situaciones desconocidas. Esto es especialmente cierto para las personas de alto rendimiento que han construido sus carreras sobre la base de saber o encontrar la respuesta “correcta”.
Debemos aprender a aceptar la incomodidad como parte del proceso de aprendizaje. Este cambio de mentalidad también le quitará la presión de tener todas las respuestas.
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Desafíos complejos, como la política exterior y el cambio climático, contienen muchos elementos interdependientes, algunos de los cuales pueden ser desconocidos y podrían cambiar de forma impredecible con el tiempo.
Aunque haya muchas opiniones sobre estos temas, no hay soluciones claras. Como resultado, las soluciones a los retos complejos típicamente emergen por medio de prueba y el error, y requieren la voluntad de actuar, aprender y adaptarse.
En un entorno complejo, buscar la perfección es inútil. En lugar de ello, apunte al progreso, espere que se produzcan errores y recuerde que puede cambiar el rumbo cuando sea necesario.
Para liberarse del perfeccionismo, identifique tus miedos centrales (como “fracasaré”, “quedaré mal” o “tomaré la decisión equivocada”. Debajo de estos miedos suele estar la suposición de que si lo que teme ocurre realmente, usted no podrá recuperarse.
Los líderes deben aprender a equilibrar su necesidad de acción con un enfoque disciplinado para comprender tanto el problema central como sus propios prejuicios.
Por ejemplo, contratar un líder de diversidad, equidad e inclusión en una organización es, por sí mismo, insuficiente para crear un cambio duradero si no se abordan cuestiones más sistémicas, incluyendo las prácticas obsoletas de contratación, promoción, desarrollo y salarios.
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Muchos líderes con los que trabajamos dicen sentirse aislados. Parte de esa sensación proviene de la creencia de que tienen que resolver por sí mismos todos los retos a los que se enfrentan.
Cuando enfrentan desafíos cuyo alcance total de problemas e interdependencias no está claros, es el momento de acercarse a su red y más allá, en busca de visión y perspectiva.
Los líderes a menudo se quedan atascados en los retos a los que se enfrentan porque están demasiado inmersos en ellos. “Alejar la mirada” le brinda una perspectiva más amplia y una visión sistémica de los problemas, y puede arrojar luz sobre supuestos no examinados que de otro modo no serían visibles.
Esta perspectiva permite una mayor adaptabilidad y corrección del rumbo, cuando es necesario.
Los líderes no pueden controlar el grado de cambio, incertidumbre y complejidad al que nos enfrentamos. Sin embargo, adoptar las estrategias aquí descritas puede mejorar su capacidad para aprender continuamente, crecer y navegar más eficazmente por la creciente complejidad de nuestro mundo. (RM)
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