El mito del líder brillante y carismático

Por Gabriel Rico Albarrán | febrero 3, 2023

Han sido meses difíciles para los académicos de la gestión. La debacle de FTX es una historia casi increíble sobre cómo la falta de controles puede desembocar en el caos. La adquisición de Twitter por parte de Elon Musk es igualmente desconcertante. Y luego, por supuesto, está la conclusión de la historia de Theranos, con Elizabeth Holmes sentenciada a 11 años de prisión.

Estas historias tienen algo en común. Cada una combina estilos de liderazgo únicos y llamativos, con un desprecio por las prácticas de gestión habituales.

¿Qué podemos aprender de estas empresas? Hasta ahora, parece que han sido víctimas de la creencia demasiado popular de que el liderazgo de “superhéroes” triunfa sobre la gestión aburrida. Esto es un error desde al menos dos dimensiones:

Ventajas de la gestión aburrida

Primero, la evidencia es clara respecto a que la gestión aburrida es importante y es una fuente de ventaja competitiva para las empresas que la toman en serio.

¿Qué es una buena gestión? No hay una respuesta única y completa, pero podemos concentrarnos en tres facetas:

  • Establecimiento de objetivos.
  • Establecimiento de incentivos.
  • Seguimiento.

Las empresas bien administradas establecen objetivos estratégicos razonables, motivan a su personal para que contribuya con ellos, y miden su progreso. ¿Aburrido? Quizás. ¿Un buen negocio? Probablemente.

El debate sobre Elon Musk

Otro problema con la teoría de los «superhéroes» es que simplifica demasiado cómo es un buen liderazgo. Consideremos el debate actual sobre Elon Musk. Para sus fanáticos, el éxito de Musk en Tesla, SpaceX y PayPal demuestra que es un gran líder. Para sus críticos, el caos en Twitter prueba lo contrario.

Steve Kerr y Steph Curry: gestión de talento para CEO

Eso es demasiado superficial. Las investigaciones muestran que los CEO sí importan para el éxito de una empresa, pero su contribución es más que visión e intelecto, y depende críticamente del contexto.

Podemos analizar la contribución de los líderes a una empresa desde tres dimensiones:

  • Diferenciación vertical: Es la más conocida. Algunos son más inteligentes, más estratégicos, conocedores o carismáticos. Están «mejor» adaptados para el papel.
  • Diferenciación horizontal: Compuesta por las diversas habilidades, conocimientos y estilos de liderazgo que encajan mejor o peor en una industria o situación en particular.
  • Influencia: Existe la complicación adicional de que el valor que agrega un CEO no depende sólo con lo que hace individualmente, sino de la medida en que puede influir en lo que hacen otras personas en la empresa.

¿En qué se diferenciaría esta evaluación de tres partes de la historia del «superhéroe» cuando se trata de Elon Musk y Twitter? En lugar de discutir únicamente sobre si el magnate es un buen CEO en general, podemos preguntar si tiene las habilidades y la experiencia necesarias para administrar una plataforma de redes sociales, y si podrá motivar y administrar el equipo que ahí se encuentra.

Esta visión del liderazgo es más difícil de colocar en las portadas de las revistas y, por lo tanto, a menudo se olvida. Sin embargo, ignorar la compleja relación entre los líderes y sus organizaciones es un error para los inversionistas, los consumidores y, en última instancia, también para los gerentes y CEO.

De Harvard Business Review, por Raffaella Sadun

(Raffaela Sadun ocupa la cátedra Charles E. Wilson de administración de empresas en la Harvard Business School).

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