Enfermedades autoinmunes, cuando nuestro sistema inmunitario nos falla

Por Gabriel Rico Albarrán | octubre 27, 2022

El sistema inmunitario es una compleja red de tejidos, órganos y células que ayudan al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades. Cuando este sistema se debilita, los gérmenes como bacterias y virus invaden el cuerpo, atacan y se multiplican. Si el sistema inmune se equivoca y en vez de protegernos de patógenos y enfermedades identifica las células saludables como enemigas, las ataca y las destruye. Entonces, las enfermedades autoinmunes es el resultado de esa equivocación.

En condiciones normales, el organismo está diseñado para atacar con su sistema inmune a ciertos factores nocivos del medioambiente llamados antígenos, como bacterias y virus, toxinas, células y sangre o tejidos cancerosos de otra persona o especie. Pero cuando comete un error lo que ocurre es que provoca un problema al propio organismo.

El mecanismo inmunológico suele distinguir lo propio de lo extraño y nos defiende de agentes externos, pero cuando hay problemas surge una respuesta inmune exagerada que destruye los propios órganos y tejidos corporales sanos. En tanto, deja de reconocer lo propio y genera un autoataque de los constituyentes del individuo, actuando como si fueran agentes extraños al cuerpo.

El sistema produce anticuerpos que destruyen estas sustancias nocivas, pero en pacientes con un trastorno autoinmunológico no establece la diferencia entre el tejido corporal sano y los antígenos. El resultado es una respuesta que destruye el tejido corporal normal en una reacción similar a la respuesta en condiciones alérgicas. Imagine que usted está en un campo de batalla, y que los soldados a su cargo lo traicionan, dejan de atacar a las tropas enemigas y empiezan a arremeter contra su propio bando, algunas veces sin piedad.

El nombre o tipo de enfermedad autoinmune específica dependerá del órgano o sistema afectado. Cuando la pérdida de la tolerancia inmunológica genera un daño puntual, los autoanticuerpos o las células autoinmunes destruyen solo un tipo celular. Esto sería lo que ocurre en las células beta del páncreas, en pacientes con diabetes mellitus tipo 1. El ataque también puede ser general como ocurre en el lupus eritematoso sistémico, donde las manifestaciones clínicas son múltiples.

Existe un componente genético hereditario importante y otros factores ambientales que son desencadenantes para fortalecer o debilitar el sistema inmunitario, tales como fármacos, vacunas o inmunizaciones, alimentación, deficiencias nutricionales, toxinas como el tabaco o agentes químicos, factores psicológicos, hábitos higiénicos, socioeconómicos, sanitarios, cambios hormonales y factores climáticos, entre otros.

Las enfermedades autoinmunes suelen presentarse con mayor frecuencia en mujeres, adultos jóvenes o de mediana edad y en pacientes con antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes. Las mismas se diagnostican cada vez con mayor frecuencia, debido principalmente al mayor conocimiento y a la mejora en los métodos de diagnóstico de estas.

Las afecciones del sistema inmunitario se identifican o diagnostican con la presencia de manifestaciones clínicas de características anormales persistentes, y la realización de estudios profesionales complementarios orientados según la sospecha sintomática.

Para diagnosticar este tipo de patologías en general se requiere de la demostración de autoanticuerpos. Sin embargo, la mera presencia de autoanticuerpos no necesariamente establece una relación causa-efecto.

Por dicho motivo, es fundamental conocer las manifestaciones clínicas que caracterizan a cada patología y los grupos etarios mayormente afectados, para poder definir junto con la historia clínica y los antecedentes familiares, el grado de sospecha diagnóstica previo a la solicitud de estudios (alta, media o baja probabilidad de padecer una determinada afección). Esto será entonces complementado con la solicitud de estudios clínicos pertinentes, conociendo de antemano la utilidad de los mismos o posibilidad de falsos positivos.

Existen más de 80 tipos de trastornos autoinmunológicos.

Recomendamos: ¿Quieres comprar un ‘fitness tracker’? Considera esto primero

Enfermedades autoinmunes, cuando nuestro sistema inmunitario nos falla
MMN

Prevención y detección temprana, las claves

La detección temprana de estas enfermedades es esencial para asegurar que el tratamiento apropiado se administre para prevenir el desarrollo de condiciones que incapaciten al paciente. Algunos de los trastornos más comunes son la enfermedad celíaca o alergias al gluten, la hepatitis autoinmune, la tiroiditis de hashimoto, la artritis reumatoidea, el lupus eritematoso sistémico y discoide, la psoriasis y el síndrome de Guillain-Barré.

Varias de ellas afectan un solo órgano como por ejemplo la glándula tiroides, y otras atacan varios sistemas al mismo tiempo como la artritis reumatoide o la enfermedad mixta del tejido conectivo. Los síntomas varían ampliamente dependiendo del padecimiento del individuo, la agresividad de la enfermedad, la localización de la respuesta inmunitaria y la tendencia genética del paciente.

En muchos casos, los primeros síntomas son el dolor articular y muscular, la febrícula, la fatiga, el malestar general, la pérdida de peso o los síntomas neurológicos entre otros, dependiendo del tipo de patología. La mayoría son crónicas, lo que significa que deberán tratarse durante toda la vida, y con un alto riesgo de morbimortalidad.

Aún no se ha encontrado cura para este tipo de patologías, por lo que el tratamiento estará dirigido a reducir y controlar los síntomas, la progresión de la enfermedad y las incapacidades que esta pueda generar. El objetivo final es controlar al sistema inmunológico. Al tratarse de enfermedades distintas y específicas el tratamiento varía para cada una de ellas.

Los medicamentos utilizados incluyen una variedad de compuestos inmunomoduladores, entre los que están incluidos los corticoides. Estos se deben administrar con precaución y bajo control médico estricto, ya que tienen efectos secundarios importantes. Las mismas tienen un impacto adverso en la calidad de vida de los que las padecen así como a nivel de la sociedad, por la gran utilización de recursos en salud.

La identificación de una enfermedad autoinmune en sus etapas iniciales permite la mejor oportunidad de evitar o al menos retardar los posibles daños irreversibles en los órganos o tejidos objetivos. Las zonas afectadas con mayor frecuencia son: vasos sanguíneos, tejidos conectivos, glándulas endocrinas como la tiroides o el páncreas, articulaciones, músculos, glóbulos rojos, así como la piel.

 

Por Gloria Marranzini

Consulta: ¡Cuidado! Dormir 5 horas o menos a los 50 eleva el riesgo de enfermedades crónicas

Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.