Existen realidades que no necesitamos verificar con la ciencia. Una de ellas es el impacto positivo que tienen las mascotas en la salud humana. Del amor y la compañía, a la actividad física, su presencia en nuestras vidas definitivamente beneficia nuestro bienestar.
La influencia de nuestros familiares de cuatro patas (o menos) abarca muchos ámbitos. Estos son algunos de los más destacados.
Aunque la investigación sobre la relación humano-mascota todavía es limitada, distintos estudios están indagando sobre el impacto de los animales en el desarrollo infantil. Estos se enfocan, principalmente, en las interacciones de niños con condiciones como el autismo y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Así, hay estudios que apuntan a que los gatos tienen métodos de comunicación visual muy bien adaptados a niños con este tipo de trastornos: miradas cortas pero frecuentes. Además, algunas conclusiones señalan que las mascotas son un incentivo para que los niños interactúen, y también ayudan a controlar sus momentos de ansiedad o agresividad.
Si hay un don que ofrecen todas las mascotas es el compañerismo. Solo con su presencia, pueden ayudar a aliviar los síntomas de distintos trastornos como la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Además, se ha comprobado que la interacción con los animales reduce los niveles de cortisol (una hormona ligada al estrés), incrementa el apoyo social y mejora el ánimo.
Paradógicamente, satisfacer las necesidades de los animales tiene un impacto directo en la salud física de sus dueños. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los paseos con las mascotas incrementan las oportunidades de salir, hacer ejercicio y socializar. Por su parte, distintas actividades físicas –como caminar regularmente y jugar con ellos– pueden reducir la presión arterial, y los niveles de colesterol y triglicéridos.
Según el psicoanalista Sigmund Freud, el amor es una de las necesidades básicas de una personas. Dentro de su campo se encuentra el cuidado, sentir que otro ser se preocupa por y actúa en pos de su bienestar. Estas necesidades, quizá sorprendentemente, no solo se llenan por medio de las relaciones con otros seres humanos.
Allen McConnell y Christina Brown, investigadores de las universidades de Miami y de Saint Louis, respectivamente, comprobaron que las mascotas pueden satisfacer las necesidades psicológicas básicas de sus dueños en el mismo nivel que sus amistades, ya que llenan el tanque de las necesidades sociales. En el caso de personas ancianas y/o enfermas, confirmaron que cuidar a una mascota puede aliviar la soledad y beneficiar la salud mental.
Estos estudios demostraron que los dueños de mascotas se sienten menos solos y tienen una autoestima más alta, gracias a su estímulo diario.
Por si fuera poco, tener una mascota nos ayuda a desacelerar la velocidad vertiginosa con la que nos conducimos en la actualidad. La suprema alegría que experimentan cuando están con nosotros, o el cómo disfrutan de cada necesidad y anhelo satisfecho, nos inspiran a estar presentes y a recordar que los detalles más básicos de la vida son los elementos más inmensos e importantes.
Por Laura Yepes. Artículo publicado en la edición de mayo-junio de la revista MediHealth.
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