La complejidad del comportamiento del ser humano suele ser a veces como un laberinto, donde no está del todo claro el camino para definir el problema y su solución. Uno de estos laberintos es el llamado Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificado (TCANE), en el cual la persona suele presentar una alteración alimentaria, pero en realidad no cumple todos y cada uno de los criterios necesarios para ser diagnosticado de un trastorno típico de la conducta en su alimentación.
Este tipo de trastornos se consideran habitualmente como cuadros incompletos de anorexia nerviosa
o bulimia nerviosa, ya sea porque se encuentran en su inicio o porque están en proceso de recuperación. Por esta razón, padecer de un trastorno de esta índole podría significar un sin número de cosas, sin que esto llegue a un cuadro totalmente claro que permita darle solución definitiva a este raro comportamiento.
Uno de los grandes riesgos de este tipo de comportamientos se da cuando se presentan en adolescentes, pues al no tratarse correctamente, en menos de seis meses podrían evolucionar a un cuadro de TCA completo y de peor pronóstico.
Entre las complicaciones de salud que pueden ocasionar los TCANE se encuentran osteoporosis; leucopenia y aumento del riesgo de infección: hipopotasemia que podría provocar arritmias cardiacas; deshidratación grave; desnutrición grave; alteraciones endocrinas; caries dental; y, en el peor de los casos; la muerte.
Recuperación y normalización del estado nutricional y el peso de la persona afectada por el trastorno.
