Desde hace años, las redes sociales han luchado por mantenerse libre de odio, contenido inapropiado y dañino para sus usuarios, pese al fortalecimiento de las políticas de monitoreo, el Estado de Florida aprobó una ley que sanciona a las plataformas que censuran ideas conservadoras de sus sitios.
Estas medidas podrían estar violando la libertad de expresión de sus usuarios porque estarían censurando a los usuarios, pero la red social se aferra a sus políticas de seguridad.
Un caso reciente es la eliminación de la cuenta de twitter del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por «riesgo de mayor incitación a la violencia». Aunque muchos usuarios han culpado a empresas como Twitter y Facebook de censurar las ideas conservadoras, que entienden que no violan ninguna de las normas establecidas.
Ronald Dion DeSantis, gobernador de Florida, entiende que “cuando sacas de la plataforma al presidente de Estados Unidos, pero permites que el ayatolá Jamenei hable de matar a judíos, eso está mal”.
La nueva ley permite que el estado multe a las grandes empresas de redes sociales con 250,000 dólares al día si eliminan una cuenta de un candidato político a nivel estatal y con 25,000 dólares al día si eliminan una cuenta de alguien que se postula a nivel local. Esta ley entraría en vigor el 1 de julio del 2021.
La ley le dará autoridad al fiscal general de Florida para demandar a las empresas bajo la ley de Prácticas Comerciales Engañosas e Injustas. También permitirá que residentes del estado demanden a empresas de redes sociales si sienten que fueron tratados injustamente.
Aunque las multas no son nuevas para las redes sociales, recientemente Google enfrenta una sanción con casi 82,000 dólares por mostrar resultados de búsqueda prohibidos en Moscú.
Google se enfrenta ya a diversas demandas por el uso de cookies de terceras partes que sustentan el sistema publicitario digital, además de una investigación de la Comisión Europea. Parece costumbre atacar a Google; Italia se une la ola, multando a la tecnológica con el pago de $ 102,8 millones de dólares estadounidenses por una posición dominante que le permite controlar el acceso de los desarrolladores de aplicaciones a los usuarios finales.
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