El nuevo estatus de las mujeres ‘workaholics’: una alerta vista como normalidad

Por Karime Rivas | octubre 25, 2022

La sociedad moderna admira y aplaude la adicción al trabajo. Es una forma de demostrar estatus, privilegios y una vida llena de propósito. Pasar todo momento en reuniones y hablando de proyectos, crea una falsa sensación de éxito, ¿quién critica a las mujeres workaholics?

Sin embargo, este tipo de conductas no necesariamente son saludables, especialmente en medio de condiciones laborales precarias. Especialmente para las mujeres, el sistema ha demandado una lucha por alcanzar la independencia económica.

Aunque muchos no lo admitan como un problema, la adicción al trabajo es conocida por los psicólogos como una «adicción sin sustancia». En esta tipología entrar el juego, el abuso de internet y de las redes sociales, la adicción a las compras, el sexo e incluso el ‘enganche emocional», de acuerdo a Rebeca Cáceres, doctora en psicología sanitaria en una entrevista a Vogue Business.

 Los ‘red flags’ de una mujer workaholic

Hay muchos causas para convertirse en una workaholic, entre esas se encuentran el profundo temor a perder el empleo, el deseo de obtener un ascenso, las presiones económicas y profesionales o la ausencia de contactos personales.

Sin embargo, existen otras características que pueden convertirse en una ‘red flag’:

Perfeccionismo. Son personas exigentes consigo mismas y los demás. Les cuesta mucho delegar, por lo que adquieren más reponsabilidades, ocasionando problemas en su forma de relacionarse. El pensamiento frecuente es, «nadie puede hacer las cosas bien, lo haré yo».

Sin tiempo para el ocio. Para las mujeres workaholics estar ocupada es absolutamente necesario, de lo contrario se siente poco útil. La actitud frecuente ante el tiempo libre es comenzar a leer un libro relacionado a su trabajo, tomar un curso o asistir a una conferencia.

Deterioro en las relaciones personales. Las mujeres workaholics suelen ver las relaciones con familia, amigos y pareja como algo poco interesante. Normalmente se sienten poco apoyadas por su entorno para «crecer» en el plano profesional.

Identidad. Muchas suelen relacionar su trabajo con su identidad personal, hasta el punto de convertirlo en el sinónimo de éxito. Ponen su trabajo por encima de todo y actúan como que toda su vida debe girar en torno a eso.

Desbalances poco saludables. La adicción al trabajo trae consigo el descuido hacia la salud. Hábitos poco saludables, falta de sueño, horarios de trabajos prolongados e irregulares, consumo de sustancias como drogas y alcohol o abuso de tabaco, son algunas de las tendencias de este grupo.

Sufrir de alguna adicción tiene otras consecuencias como hiperactividad, ansiedad, depresión o trastornos obsesivos compulsivos. De hecho, esta adicción es una de las que más producen accidentes cerebrovasculares y muertes por enfermedad cardíaca.

En todo caso hacer consciencia de este problema, permite poner límites saludables. Esto les permitirá mantener un horario programado y retomar las relaciones personales de calidad, incluso practicar algún deporte o actividad de ocio.

Dejarse asesorar o pedir ayuda es válido si se busca retomar el control sobre la vida. La autoevaluación ayudará a dar este paso e incluso a detectar en un primer momento si algunas de estas malas prácticas las estás cometiendo.

Por: Karime Rivas.