¿Qué dice la ciencia sobre el momento en que morimos?

Por Gabriel Rico Albarrán | septiembre 20, 2022

Nacer, crecer, multiplicarse… y morir. Son las etapas naturales de la vida, y tal vez antes de que podamos darnos cuenta, es hora de la inevitable desaparición de nuestro ser. Los diccionarios suelen definir la muerte como el fin de la vida o el cese permanente de los procesos vitales, pero aún no sabemos determinar el momento exacto en que eso ocurre.

El progreso científico sobre la muerte la ha convertido en un territorio nebuloso, con evidentes repercusiones tanto en el ámbito legal como en campos de medicina y de donación de órganos.

Tradicionalmente, se ha determinado el fin de la vida con el paro del corazón, la respiración o el cardiopulmonar, pero las técnicas exitosas de resucitación lo contradicen.

Comúnmente la muerte viene por causa de una enfermedad, pero todos sabemos que existen muchas otras causas como accidentes. Pero sin importar cómo ocurra, en algún momento todos experimentaremos la muerte clínica, que es algo así como la vida, pero sin respiración ni circulación sanguínea. En otras palabras, es el comienzo del paso de esta vida hacia lo que exista más allá. Para la mayoría de las personas, la muerte no es completamente instantánea.

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Entonces, ¿qué puede decirnos la ciencia moderna sobre la experiencia de esos momentos finales? Especialistas en neurociencias aseguran que unos 30 segundos después de un paro cardíaco, nuestros cuerpos pasan a un modo de “ahorro de energía” cerrando todas nuestras células nerviosas.

En el momento que no se vuelve a tener flujo sanguíneo cerebral efectivo, las células salen de su estado inhibido y liberan toda su energía almacenada, la cual se extiende por todo el cerebro. Indican que las neuronas del cerebro transmiten señales eléctricas con toda su fuerza por última vez antes de morir por completo, fenómeno conocido médicamente como un “tsunami cerebral”.

Esto solo se había visto y estudiado en animales, pero desde hace un tiempo también se ha podido hacer este estudio en seres humanos, demostrando el mismo fenómeno.

La neurobiología de la muerte es el estudio de la muerte en nuestro cerebro, partiendo de la base de que esta es un elemento de la vida, y aunque gran parte de ella es conocida, sigue estando envuelta en misterios. En los años 50 comenzó a introducirse en la práctica clínica el concepto de muerte cerebral.

El hecho de que los sistemas de soporte vital permitan mantener artificialmente la circulación sanguínea, aunque no haya actividad cerebral, pero no lo contrario, ha motivado que hoy exista un amplio consenso, al menos en el mundo occidental, de que la muerte humana es en último término la muerte del cerebro.

En la última etapa de la vida, cuando se acerca la muerte, las personas suelen estar muy insensibles, por lo que normalmente imaginamos que la experiencia es un desvanecimiento somnoliento e inconsciente de la vida.

Algunas investigaciones incluso afirman que previo a la muerte las personas tienen un olor particular. Mientras más se estudia el proceso de morir y la muerte en sí, se hace evidente que la sociedad no habla de ella lo suficiente, especialmente por temor.

Cuando las personas pierden a un ser cercano a ellas, no se encuentran preparadas para ese instante, pero la muerte es una parte básica del proceso de la vida e incluso puede terminar siendo una experiencia positiva en los procesos de algunas enfermedades devastadoras.

Es el fin de un círculo vital, tan normal como nacer y crecer, incluso algunas culturas han naturalizado este proceso y lo respetan sin temor.

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