A medida que avanzan los planes de vacunación en cada país, los gobiernos relajan sus medidas de restricción para prevenir el contagio del nuevo coronavirus, como símbolo de regreso a lo que una vez fue conocido como «normal». Entre las primeras naciones que tomaron la decisión de no exigir a sus habitantes el uso de mascarilla en espacios públicos se encuentra Australia, Estados Unidos (en algunas zonas), Israel, Suecia y Dinamarca.
Sin embargo, andar por las calles sin el uso de mascarilla cubriendo la mitad del rostro es como formar parte de un exclusivo club, pues en la mayoría de estos países es imprescindible tener al menos una dosis de la vacuna contra el covid-19 para poder hacerlo.
Las autoridades sanitarias israelíes han dado pasos significativos que confirman su victoria contra el coronavirus, e incluso el país se declaró como “el primero en salir de la crisis apuntando que la victoria de Israel fue lograda gracias a dos elementos básicos: las millones de vacunas que fueron entregadas al país y su rápida distribución a todos los ciudadanos».
Recientemente la vacunación de niños entre 12 a 16 años arrancó en Israel con una demanda muy reducida. De los 600.000 menores en esta franja de edad, alrededor de 13.000 pidieron turno. Una cifra reducida aunque esperada, ya que el Ministerio recomendó la vacunación básicamente a los niños que pertenecen a grupos de riesgo, viven con personas en dichos grupos o aquellos que no viajan al extranjero.
El número de casos activos de coronavirus en Israel disminuyó considerablemente y cayó al nivel más bajo desde junio de 2020, y las cifras de contagios diarios son similares a abril del año pasado.
Se recuerda que la relajación de las medidas no siempre es un indicio claro del estado actual de la pandemia en el país, también podría ser un reflejo de cuán estratégico es el gobierno en cuestión; en algunas zonas de Estados Unidos no se requiere el uso de mascarilla a los completamente vacunados a menos que sean espacios concurridos, pese a que resulta contagiada una media de 14,800 personas cada semana, según datos de The New York Times.
En Suecia el uso de mascarillas como protección ante el contagioso virus siempre ha sido escaso, pues las autoridades no lo consideran relevante en su particular caso, pese a situaciones preocupantes en países vecinos: «Es muy peligroso creer que las mascarillas cambiarían el juego cuando se trata de covid-19», dijo al Financial Times Anders Tegnell, epidemiólogo estatal.
Dinamarca, aunque haya tenido restricciones estrictas para combatir el impacto de la pandemia, decretó la eliminación de la mascarilla en interiores, salvo para el transporte; al igual que en el resto de países nórdicos nunca ha sido obligatoria en exteriores, pero ahora dejará de ser un requisito en supermercados, tiendas y centros comerciales y solo se pedirá para pasajeros que vayan de pie en transporte colectivo, exigencia que desaparecerá el 1 de septiembre.
Bruselas da el paso y roza casi la normalidad: el uso de la mascarilla en la calle deja de ser obligatorio hoy en Bruselas, salvo en zonas muy concurridas como mercados o centros comerciales, y será cada comuna la responsable de fijar cuáles son esas zonas altamente frecuentadas.
Recientemente, California, el primer estado de Estados Unidos que impuso un confinamiento colectivo debido al coronavirus, ahora está dando vuelta a la página de la pandemia y levantó la mayoría de las restricciones impuestas para frenar la propagación de la enfermedad y permitirá la reapertura de negocios.
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