¿Estaría China detrás de la riqueza minera de Afganistán?

Por mobyrne | agosto 18, 2021

Afganistán es extremadamente rica desde el punto de vista étnico. Cuenta con una ubicación privilegiada en el corazón de la antigua Ruta de la Seda, un camino frecuentado durante siglos por comerciantes y mercaderes. Una parte de su población de 38 millones de habitantes son jóvenes, que se comunican a través de redes sociales y comparten ideales occidentales. La reciente toma del poder por los talibanes ha puesto fin a la República Islámica de Afganistán, un frágil modelo de Estado que combinaba los valores del Islam con la democracia.

Mientras Occidente fracasa en Afganistán, China se acerca a la administración de facto de los talibanes. Pekín, que ha dicho que desea sostener «conversaciones amistosas y cooperativas» con el nuevo régimen, asegura que respeta el derecho del pueblo afgano a decidir sobre su futuro de manera autónoma. El hecho de que la mayoría de los afganos no simpatice con quienes aspiran a formar un gobierno, no sería la mayor preocupación de la potencia asiática. Esta estaría buscando resguardar sus inversiones a lo largo de una frontera común de 76 km.

Para el politólogo afgano Khalid Yousafzai, experto en política energética de Sciences Po en París, consultado por el medio francés RFI, China es la potencia ganadora de los sucesos en curso. En sus palabras, Pekín «se alegra de que Estados Unidos se haya retirado de su ‘patio trasero’”. El experto complementa su afirmación afirmando que los talibanes estarían buscando desesperadamente reconocimiento internacional. Y que a cambio de ello harían concesiones a quien se los ofrezca. China, Rusia y Turquía mantienen abiertas sus Embajadas en Kabul.

El nuevo régimen en Afganistán sabe cuál es el tesoro que China busca

Afganistán es rico en recursos minerales, incluso aunque el volumen exacto sea difícil de cuantificar. El Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) estimaba en 2010 el valor del cobre, el cobalto y el carbón del subsuelo de dicha geografía era de $900,000 millones de dólares. El gobierno afgano de entonces, cercano a Washington, tasaba el monto en $3,000 millones de dólares. Pero que no lo explotaba ni concesionaba la riqueza del subsuelo debido a la inseguridad jurídica. El país árabe también tiene reservas de petróleo, gas y litio.

Este último es vital en el mundo para la producción de baterías de dispositivos electrónicos de consumo. El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha llamado a Afganistán la «Arabia Saudita del litio». Con la toma del poder, los talibanes podrían lograr sin embargo algo que Occidente no hizo en los últimos 20 años: crear un entorno que permita y proteja la inversión extranjera. Si bien en este caso sería de color rojo escarlata. Pekín estaría ad-portas de intentar aplicar un modelo de negocio con el que ya somete a territorios cercanos y lejanos: financiar infraestructura que a su vez solo puede ser operada por empresas chinas debido a su ‘know how’.

Para Lin Minwang, experto de la Universidad Fudan de Shanghái, China no tiene intención de establecer una sociedad civil bajo sus paradigmas en Afganistán. Ni desea tampoco interferir en su composición sociocultural. Por otro lado, el intento de aplicar un modelo extranjero occidental en un país con una cultura tan distinta habría sido utópico. Los talibanes conceden una tregua a Washington hasta el 31 de agosto para terminar de empacar maletas. 5,000 militares estadounidenses custodian los transportes militares remanentes de sus aliados europeos. (mov)

 

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