El 28 de octubre de 2022, Elon Musk ejecutó la compra de Twitter por US$44 mil millones. Fue el gran movimiento del año en la esfera business. A finales de marzo de 2023, el propio Elon Musk confesó que el valor actual de la red social ronda los US$20 mil millones.
Una caída de US$24 mil millones, más de la mitad de su valor, en apenas cinco meses.
La agencia de noticias EFE recoge las informaciones de medios como Wall Street Journal o The New York Times, que ofrecen detalles sobre una nota interna de Musk a sus empleados en la que confiesa la sonada caída.
La misiva tenía el objetivo de explicar a los trabajadores una compensación de acciones que llevará a cabo la empresa. El valor de los títulos se calculará bajo la citada tasación, que implica un desplome del 55.5 % desde la compra de Musk.
Como ya hiciera en una comparecencia reciente en Dubái, el magnate define Twitter como «una startup al revés», basándose en los vertiginosos movimientos que está sufriendo desde su llegada al sillón de mando. Sin embargo, anuncia que se requieren más cambios drásticos. De lo contrario, el futuro del negocio se verá seriamente comprometido.
En unas declaraciones anteriores, Musk definió su etapa en Twitter como una «montaña rusa». Un vagón con altos y bajos, polémicas, decisiones sensibles y recortes drásticos de gastos, que incluyen despidos masivos.
Según datos de Companies Market Cap, Twitter contaba con 7,500 empleados a la llegada de Elon Musk. Actualmente, la cifra rondaría la mitad, y los despidos podrían no haber concluido.
Entre los afectados destaca la figura del exCEO Parag Agrawal. Precisamente el cargo de CEO está hoy en el aire. Es uno de los grandes asuntos pendientes sobre la mesa de Elon Musk, que señaló finales de 2023 como el momento previsto para nombrar a su sucesor al mando de la red social.
El magnate, que en este inicio de 2023 ha recuperado su trono de persona más rica del mundo superando a Bernard Arnault, expuso su estrategia en la Cumbre de Gobierno Mundial celebrada en Dubái. En palabras recogidas por AP, explicó que antes de decidir quién llevará el volante de la compañía existen otros pasos necesarios.
«Tengo que estabilizar la organización», afirmó. Dicho de otro modo, Musk quiere asegurarse de que Twitter pasa a disfrutar de «una situación sana y que la hoja de ruta está claramente definida» antes de ceder el poder a alguien de su confianza.
Pese a que, salvo giro inesperado y nada descartable tratándose de Musk, todavía quedan meses para conocer quién guiará el camino de la red social, ya hay un favorito claro. Se trata de Steve Davis, CEO de la fabricante de túneles The Boring Company, empresa fundada por el magnate sudafricano.
Davis y Musk se conocieron hace dos décadas. Fue en 2003, cuando Davis entró a formar parte de SpaceX como ingeniero aeroespacial. Posteriormente, el perfil profesional del estadounidense se diversificó. Adquirió grandes conocimientos en economía, hasta el punto de que Musk lo considera hoy «un mago de las finanzas».
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Por ello, el sudafricano eligió al CEO de The Boring Company para liderar el proceso de recortes que inició al tomar el control de Twitter. El objetivo asignado al estadounidense, según The Information, era reducir el gasto de la compañía en US$500 millones. Davis lo redujo en US$1,000 millones.
El ingeniero asumió la labor con un nivel máximo de implicación, puede que hasta excesivo. De hecho, según relata el mismo medio, Davis, su mujer y su bebé recién nacido durmieron varias noches en un dormitorio improvisado en las oficinas de Twitter en San Francisco.
A finales de año, Davis podría sentarse en el sillón de mando.
Al margen de cuestiones estructurales, Twitter está envuelto en un asunto de corte técnico. The New York Times informa de que la compañía denunció en un tribunal de Carolina del Norte que su código fuente estaba publicado y abierto en una plataforma llamada GitHub.
La empresa lo reclamó en cuanto tuvo constancia de ello y GitHub lo eliminó ese mismo día, pero desde Twitter sospechan que su lenguaje de programación podría llevar al descubierto meses.
Por el momento, se desconoce quién está detrás de la filtración. La investigación sigue en marcha.
Borja Santamaría
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