Referéndum en Chile: ¿Qué sigue ahora?

Por Gabriel Rico Albarrán | septiembre 5, 2022

La Constitución de 1980 será, por ahora, el documento legal que regirá en la nación sudamericana.

Los votantes chilenos rechazaron rotundamente la propuesta a una nueva carta magna progresista este domingo, luego de un proceso de casi dos años que tenía como objetivo reflejar una gama más amplia de voces en el documento de la nación.

Con una participación récord en una elección (más de 13 millones de chilenos fueron a sufragar), el 62 % de los votantes rechazó la propuesta, mientras que el ‘sí’ obtuvo un 38 %, según el Servicio Electoral de Chile.

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Para muchos analistas políticos, se trataba de la elección más importante de la historia reciente de Chile. Pues, la votación estaba destinada a ser la culminación de un movimiento que comenzó con protestas masivas contra la desigualdad a fines de 2019.

Sin embargo, el masivo rechazo de los resultados provocó la primera gran derrota para el gobierno de Gabriel Boric, quien en los índices de aprobación se ha desplomado desde que asumió el cargo en marzo (37 %) y que confiaba en la nueva carta orgánica para reformar diversos asuntos sociales que estaban expuesto en su plan de Gobierno.

«Como presidente recibo este mensaje con mucha humildad», dijo el mandatario, de 36 años y el presidente más joven de América Latina, en un discurso televisivo tras reconocer los resultados.

«Hay que escuchar la voz del pueblo»

Además, reiteró su compromiso de cambiar la constitución y enfatizó que el congreso del país desempeñaría un papel de liderazgo.

De este modo, el presidente chileno se reunirá con los líderes de ambas cámaras y sostendrá conversaciones con otros grupos políticos durante la semana. Pues, sigue decidido a encontrar la manera de que Chile elabore una Constitución que pueda contar con un amplio apoyo popular.

“Estoy seguro de que todo este esfuerzo no habrá sido en vano, porque así es como mejor avanzan los países, aprendiendo de la experiencia y, cuando es necesario, retrocediendo para encontrar una nueva ruta”.

Cambios en el Gobierno

Este duro golpe se verá reflejado en el gabinete de Boric. Pues lo más seguro es que sus figuras más cercanas dejen el cargo ministerial en el corto plazo en un intento por fortalecer, no solo el nuevo proceso constitucional, sino también la agenda de Boric en el Congreso, el cual incluiría una mayor presencia de partidos de centroizquierda en un intento por aumentar el apoyo público y la influencia política.

Aun así, no todo está perdido para la administración de Boric. El movimiento social detrás de la nueva constitución ha convencido a los partidos de todo el espectro político de que se necesita un cambio.

Rechazo esperado

 El rechazo era ampliamente esperado ya que las encuestas preelectorales mostraban que los chilenos desconfiaban de las propuestas.

El documento presentado fue el primero en el mundo en ser escrito por una convención dividida en partes iguales entre delegados masculinos y femeninos. Sin embargo, los críticos dijeron que era demasiado largo, carecía de claridad y fue demasiado lejos en algunas de sus medidas.

Algunas de las propuestas incluían caracterizar a Chile como un estado plurinacional, establecer territorios indígenas autónomos y priorizar el medio ambiente y la paridad de género.

Inicio del proceso

Hace apenas 16 meses, los izquierdistas y activistas ambientales dominaron las elecciones para la Convención Constitucional. Luego, en diciembre, los chilenos votaron por Boric, su presidente más izquierdista en medio siglo, manteniendo el impulso por el cambio.

Ese impulso ahora se está desvaneciendo menos de seis meses desde la toma de posesión de Boric el 11 de marzo.

Pues, en los meses previos a la votación, el borrador fue criticado no solo por partidos de la derecha política, sino también por figuras clave de los gobiernos de centroizquierda que gobernaron el país durante dos décadas tras el fin de la dictadura en 1990.

Los críticos dijeron que el estatuto propuesto frenaría la inversión y el crecimiento, erosionaría los controles y equilibrios esenciales sobre el poder y conduciría a un aumento en el gasto fiscal.

Los que estaban a favor aplaudieron la inclusión de una serie de derechos sociales, una mayor protección ambiental y una mayor representación de mujeres y grupos indígenas.

Lo que pasará ahora equivale a un gran signo de interrogación. Los líderes políticos chilenos de todas las tendencias están de acuerdo en que la constitución actual debe cambiar.

Sin embargo, el proceso que se elegirá para redactar una nueva propuesta aún debe determinarse y probablemente será objeto de arduas negociaciones entre los líderes políticos del país.

Por Rodrigo Muñoz

 

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