¿Qué efecto tienen las estaciones del año en el cuerpo humano?

Por pferreras | junio 24, 2021

¿Frío o calor? Según el cuerpo humano, hay dos estaciones al año y no cuatro. Sí, así como se lee, resulta que un estudio ha concluido que para el organismo hay una estación cálida y otra fría. Todos tenemos claro, a nivel intelectual, que existen cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Sin embargo, la biología humana lo ve de otra manera pues nuestro cuerpo solo concibe dos.

Esto se desprende de un reciente estudio en Estados Unidos, California, en el que investigadores de la Universidad de Stanford han analizado más de 1,000 moléculas que circulan por el torrente sanguíneo. Michael Snyder, el director del estudio, señala que el objetivo era saber si hay cambios en los niveles de diferentes moléculas del cuerpo humano de manera periódica y con este conocimiento, mejorar medicamentos en función de la época del año.

“No parecía probable que la biología humana se adhiriera a esas reglas. Así que hicimos un estudio guiado por las composiciones moleculares de la gente para que la biología nos dijera cuántas estaciones hay”, explica Snyder en un comunicado de la universidad.

Tomando como base los datos moleculares de más de 100 participantes durante cuatro años, el estudio indica que el cuerpo humano experimenta patrones de cambio predecibles, pero no siguen ninguna de las señales tradicionales de la Madre Naturaleza.

Los científicos vieron que las oscilaciones de las moléculas no se corresponden al patrón habitual de las cuatro estaciones, sino que hay dos puntos de inflexión, uno al acabar la primavera y empezar el verano y otros a finales de otoño y principios de invierno.

Así, al finalizar la primavera aumentan los biomarcadores inflamatorios, relacionados con las alergias, o aumento de las moléculas implicadas en la osteoartritis o la artritis reumatoide. También se registraron picos en moléculas que afectan a la diabetes del tipo 2. Mientras que en la llamada estación fría, los investigadores detectaron un aumento de moléculas inmunitarias en el desarrollo del acné, en la respuesta ante virus o en la hipertensión.

Los científicos tomaron muestras de sangre de un total de 105 personas, de 25 a 75 años, cuatro veces al año. La mitad de los voluntarios eran resistentes a insulina, es decir, personas que no procesan la glucosa adecuadamente. Teniendo en cuenta la dieta y el ejercicio, los autores del estudio se centraron en trazar el mapa de los marcadores moleculares.

El propio Snyder ha reconocido que la principal limitación del estudio es que todos los voluntarios que donaron su sangre viven en California, por lo que no se ha podido estudiar las fluctuaciones de las moléculas que podrían estar causadas por otros climas.

Pero, ¿para qué servirá este estudio? Fundamentalmente para estudiar si hay cambios en los niveles de decenas de moléculas en el organismo de forma periódica. Tal como han comentado los autores del trabajo, este conocimiento se puede aprovechar para diseñar una medicina más personalizada o llevar a cabo ensayos clínicos, para probar medicamentos, que tengan en cuenta estos importantes factores.

De acuerdo con el portal www.elpais.com, las diferentes estaciones del año pueden provocar alteraciones en el sistema inmunológico. Esto demuestra una posible base genética en las variaciones fisiológicas en el estado de salud en plantas y animales, como resultado de una adaptación al ambiente exterior (luz solar, temperatura y dieta).

Según la doctora Silvia Sánchez Ramón, jefa de la Unidad de Inmunología Clínica del Hospital Ruber Internacional, “el 23% del genoma humano muestra oscilaciones estacionales, así como cambios significativos en la expresión de más de 4.000 genes en los glóbulos blancos de la sangre y en células del tejido adiposo”. ¿Qué podría significar esto? Pues que, efectivamente, el organismo está expuesto a sufrir enfermedades más o menos específicas dependiendo de si es invierno o verano.

La medicina tradicional china también coincide con la ciencia, pues durante años ha sostenido que los cambios estacionales y atmosféricos influyen en nuestra vida modificándola de forma externa. Nos obligan por ejemplo, a cancelar un plan al aire libre si llueve o hace frío, pero también lo hacen de forma interna, en nuestro organismo, en lo mental y emocional.

La explicación reside en que las estaciones marcan ciclos de sucesión continua de energía. Pasamos de una etapa de yin máximo (máximo frío, invierno), a otra de transición de yin a yang (primavera), para pasar a otra de yang máximo (máximo calor, verano) y dar lugar a otra de transición de yang a yin (otoño) y así año tras año.

A cada órgano de nuestro cuerpo le corresponde un agente climático (frío, calor, humedad, sequedad, viento) y una estación, así como un estado de ánimo y una emoción. En cada estación domina la energía de un órgano determinado, se manifiestan más sus alteraciones y pueden agravarse sus enfermedades.

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