Por: Wendolyn Rodríguez
CEO fundadora del Grupo ARO SRL.
M
e ocupa la mente la importante realidad de la mujer dominicana, de las mujeres en tiempos de covid-19; realidad que se ha visto afectada a raíz de la pandemia, colocándonos en una posición desafiante y muchas veces de desventaja en diferentes aspectos.
Mientras las escuelas y los preescolares se mantienen cerrados en respuesta al COVID-19, las mujeres nos vemos sobrecargadas con mayores responsabilidades en el cuidado de nuestros hijos y nuestro hogar, lo que se suma a una carga de por sí ya desigual; esto sin dejar a un lado que mientras la cuarentena estuvo en vigor, aumentó significativamente el riesgo de violencia doméstica contra las mujeres y sus hijos e hijas. Por esto los diferentes sectores de la sociedad, en especial las empresas y el gobierno, tienen la responsabilidad de garantizar que las acciones tomadas para combatir el COVID- 19 y el post COVID-19 respondan a los impactos únicos y desiguales sobre las mujeres.
Como mujer nos corresponde igualdad en oportunidades laborales, remuneración salarial y en la participación política solo para mencionar algunas cosas. En el caso de las empresas privadas para que esto sea una realidad las mismas deben formar parte de la solución y lograr colocar a las mujeres y las niñas en el centro de todos sus esfuerzos tanto durante como después de esta crisis, que nos lleva a hablar de las mujeres en tiempos de covid-19.
Otro punto importante para tomar en cuenta es el desigual acceso a la tecnología. A nivel mundial existen más de 200 millones de hombres que mujeres con acceso a Internet, teniendo las mujeres un 21% menos de probabilidad de tener un celular, el cual se ha convertido en un recurso clave en países en desarrollo donde los teléfonos celulares brindan acceso a seguridad, sistemas de alerta, atención de salud y transferencias de dinero. En el contexto del COVID-19, esta brecha digital de género también tiene implicaciones cruciales para el acceso de las mujeres a información y servicios de salud, noticias públicas sobre medidas de aislamiento y cuarentena. Además de fortalecer el acceso de las mujeres de estas tecnologías de información, sería importante garantizar el uso de medios tradicionales como la radio, gráfica impresa y televisión para compartir información relevante, incluyendo información sobre la violencia de género.
Tanto hombres como mujeres debemos convertirnos en embajadores de iniciativas como estas y luchar para que sean una realidad. Coincido con lo citado por Las Naciones Unidas cuando dicen que las lecciones aprendidas durante esta pandemia pueden brindar orientación para cerrar la brecha económica de género. Un lado positivo del COVID-19 es la posibilidad de que más empresas adopten políticas y prácticas más inclusivas en el lugar de trabajo en términos de género, incluyendo acuerdos laborales flexibles y lugares de trabajo favorables para la familia que, a su vez, pueden fomentar una participación más equilibrada de las responsabilidades familiares y de cuidado entre mujeres y hombres en todo el mundo.
En definitiva, debemos unirnos en una sola voz. Dejando claro que no es un tema de competencia de entre la mujer y el hombre, es un tema de igualdad. Mientras tanto, mujeres como yo, solas o con nuestras “peñas”, seguiremos luchando de manera pacífica por los derechos de la mujer, para terminar con la pobreza, la violencia y la desigualdad de género, y así garantizar un futuro mas prometedor para nuestras hijas, que a diferencia de nosotras que fuimos educadas para ser “delicadas, buenas y suaves” ahora las preparamos para enfrentar cada día como niñas “Inteligentes, valientes y fuertes” teniendo claro que el límite lo determinan ellas mismas.
