Equidad de género y cambio climático: misma cara de una misma moneda

Por Karime Rivas | octubre 24, 2021

La agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) representan la hoja de ruta para hacer realidad los Derechos Humanos, logrando la igualdad y empoderamiento de todas las mujeres y niñas. Sin embargo, el desconocimiento y mala aplicación de esta hoja de ruta, desvirtúa una lucha sustentada en bases legales y científicas que llevarán a la humanidad a frenar el cambio climático a través de la sostenibilidad de nuestra operatividad. Por ello cabe preguntar, ¿la equidad de género es una moda o una necesidad para el ambiente?

Sin duda, el calentamiento global es uno de los grandes desafíos de la humanidad en este siglo, y es que el camino hacia un modelo sostenible es una necesidad. Parece que no hay muchas dudas de que las mujeres están mas expuestas a los problemas derivados del cambio climático, tales como la contaminación o la falta de agua. Para comprobarlo, sólo tenemos que fijarnos en los países en vías de desarrollo, donde su situación suele ser bastante precaria.

Por otro lado, son las responsables del cuidado alimentario de aquellas zonas en las que este es necesario. Y en muchas ocasiones, como consecuencia de la división sexual del trabajo, también son responsables de cuestiones higiénicas y de salud desde un punto de vista medio ambiental.

Teniendo esto en cuenta, parece difícil entender que no se fomente la importancia del papel de la mujer en esta problemática medioambiental. Y más aún cuando hemos visto que su empoderamiento ha traído cambios más que positivos cuando se les ha dado la oportunidad de demostrar que la igualdad no es simplemente un concepto.

Son múltiples los acuerdos internacionales establecidos en los que la conclusión del rol de la mujer en la reducción de las emisiones de carbono y protección ambiental es determinante: Acuerdos Medioambientales Multilaterales (AMUMA), el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), , la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) y los Convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo (BRS), así como los principales mecanismos financieros ambientales, tales como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM, o GEF por sus sigla en inglés), el Fondo Verde para el Clima (FVC, o GCF por su sigla en inglés) y los Fondos de Inversión para el Clima (FIC, o CIF por sus sigla en inglés), Fondo de Adaptación (FA), entre otros.

La economía circular como punta de lanza

Desde hace algún tiempo, la economía circular ha cobrado fuerza en los últimos tiempos como un nuevo modelo integral de negocios, más sustentable y equitativo, que puede llegar a convertirse en una oportunidad para incorporar a las mujeres de lleno al sistema y en condiciones más igualitarias de participación y retribución.

Este modelo económico se basa en la reutilización, el rediseño, reciclaje y la remanufacturación de bienes y materias primas que ya tuvieron un uso original, pero cuya vida útil puede extenderse. Por lo tanto, requiere que el sistema actual de producción se transforme para que deje de extraer, producir y desperdiciar, con el fin de reducir la contaminación del medio ambiente.

Muchos académicos consideran que se trata de un modelo «feminizado», ya que nació con Ellen MacArthur, una deportista de élite que acuñó el concepto, que está abierto a una mayor participación de las mujeres en su configuración.

La economía circular puede ser la punta de lanza de nuevas estrategias económicas que vayan de la mano con el objetivo de frenar el cambio climático. Una tarea además titánica si prontamente los gobiernos del mundo no pasan de las palabras a la acción. Y son muchos ya los llamado de acción que activistas femeninas le han hecho a las naciones, en un intento de lucha por cambiar el estatus quo. Será interesante comenzar a ver este tema como lo que es, una sola amalgama de objetivos inherentes uno del otro, que van a marcar el futuro del planeta. Ya no se trata de una moda de derechos, es una igualdad que garantice la supervivencia de la raza humana. (KR)