¿Los roles de género gobiernan a las emprendedoras dominicanas?

Por Karime Rivas | julio 13, 2021

Es destacable el atrevimiento de aquellas que han ido detrás de la materialización de sus ideas de negocios; para ello hace falta perseverancia y valentía. El sector de mipymes en República Dominicana refleja mayoría femenina en sectores específicos, que responden a patrones culturales que de alguna forma han gobernado a las emprendedoras dominicanas.

Lo más complicado para la mayoría de las emprendedoras dominicanas está en hallar los incentivos, que han tenido que enfrentarse a un duro sistema impositivo, específicamente con el anticipo de impuesto sobre la renta, y la dificultad para lograr financiamiento en la banca comercial por desconfianza de ese sector para apostar a aquellos negocios que apenas comienzan.

Las mujeres emprendedoras enfrentan un doble reto: la informalidad de sus negocios y la fractura de su operatividad por la amenaza del covid-19

De acuerdo a un informe emitido por la PNUD, las mujeres dominicanas suelen desempeñarse bajo un esquema de operatividad informal; cerca de un 47.2% operan dentro de su vivienda. Esta situación representa un doble reto para las mujeres: en primer lugar, por tener que realizar en el mismo espacio las labores productivas de sus negocios y las reproductivas correspondientes a tareas domésticas y de cuidados; y, en segundo lugar, por el aumento del riesgo de contagio que supone para ella y su familia continuar con el negocio, especialmente cuando se trata de servicios que impliquen el contacto con otras personas.

Esto es apenas la punta del iceberg de todas las incidencias del covid-19, en el cese de la actividad comercial de las mujeres. De hecho, la situación se agrava cuando tomamos en cuenta que el 5.7% opera con un local prestado, frente a un porcentaje ligeramente menor de hombres (4.5%). Muy pocas mujeres respondieron tener un local propio ( el 19.7% de ellas frente al 20% de ellos), y la gran mayoría indicó que lo alquila (un 74.7%  frente al 75.5% de los hombres).

Las cifras estrechas entre hombres y mujeres en materia de condiciones de operatividad de las mipymes deja entrever una situación que la PNUD alerta como un escenario complejo, para el mantenimiento de las actividades económicas o la reapertura de sus negocios, debido a la imposibilidad de cubrir los gastos de alquiler.

Gráfica: PNUD en República Dominicana

Un sector para cada cual

Otra consideración importante es la gran diferencia que existe en los tipos de actividad productiva de las mipymes, dependiendo de si son propiedad de hombres o de mujeres. Los hombres se vinculan más a talleres de ebanistería, mecánica, colmados, bancas de apuestas, barberías, reparación automotriz, venta de automóviles, accesorios y repuestos. Mientras que las mujeres registran más participación en la elaboración de alimentos y bebidas, confección de textiles, venta de ropa, zapatos y accesorio, salones de belleza, centros de uñas y masajes y a los servicios educativos. Esto se relaciona con roles de género socialmente asignados, un reto para las políticas de desarrollo socioeconómico del país.

Cerca de la mitad de las pequeñas y microempresas propiedad de mujeres (47.3%) se encuentran en situación de informalidad, aumentando la vulnerabilidad en un contexto como el actual. La falta de registros y procesos necesarios impiden que estas empresas pertenecientes emprendedoras dominicanas, sean beneficiadas por las medidas de recuperación y mitigación económica y sanitaria implementadas por el Gobierno o por otras entidades emergentes de apoyo.

Es necesario que las medidas económicas contemplen estas situaciones para flexibilizar los procesos de formalización y acceso a créditos, así como brindar facilidades para los casos más vulnerables específicamente. (KR)

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